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EL GENOCIDIO CONTRA IRAQ COMENZÓ HACE 15 AÑOS

Publie le Jueves 25 de agosto de 2005 par Open-Publishing

Por Ángel Rodríguez Álvarez

Las noticias más recurrentes hoy sobre Iraq en los medios internacionales de prensa son las relacionadas con las continuadas bajas sufridas por las tropas de ocupación norteamericanas.

El curso de la sangrienta guerra, que ha costado hasta la fecha la vida a más de 100 mil personas, con predominio entre la población civil, hace olvidar el inicio de este genocidio y el número de víctimas.

Para conocer los datos reales es preciso remontarse a 1990, cuando Estados Unidos le impuso el bloqueo, vía Naciones Unidas, al país árabe. Desde entonces y hasta el momento de la invasión en marzo del 2003, morían cada año unos 120 mil individuos, de ellos 72 mil niños, como resultado de la insuficiente alimentación y la falta de medicamentos.

Cálculos conservadores fijan en 900 mil la cifra total de ninos menores de cinco años fallecidos en el período señalado. A ello se añaden los mayores de esa edad y los adultos, con lo cual hablar de un millón y medio de víctimas no resulta exagerado.

Súmese los daños provocados ahora al medio ambiente como consecuencia, entre otros factores, del esparcimiento del Uranio empobrecido contenido en las bombas lanzadas indiscriminadamente sobre amplias zonas del territorio.

El letal agente ha contaminado numerosas fuentes de abasto de agua, grandes porciones de la tierra cultivable y enrarecido el aire.

Como resultado directo de lo anterior son cada vez más frecuentes los fenecidos por afecciones de las vías respiratorias, tumores no descritos en la bibliografía médica y la aparición de deformaciones en recién nacidos.

Testimonios anteriores al comienzo de la agresión narran escenas dantescas en los hospitales, en las que agonizan personas ante la vista de los impactados familiares y un impotente personal médico sin recursos.

La conocida revista médica británica Lancet, nada sospechosa de antinorteamericanismo, denuncia que “La ocupación de Iraq ha ocasionado 100 mil muertos, pero se han olvidado de los niños, jóvenes y adultos asesinados por el hambre y la miseria estratégicamente impuesta.”

Y esta salvajada, que debiera ser tomada como el más acabado ejemplo de violación de los derechos humanos, ha sido cometida en una nación donde el 45 por ciento de la población es menor de 15 años.

El crimen estadounidense contra Iraq deviene noticia diaria ahora, cuando la guerra allí es un fenómeno inocultable, pero durante los 13 años precedentes al vuelo del primer bombardero de la Fuerza Aérea norteña, el pueblo iraquí perdía 120 mil hijos cada 12 meses y ninguna organización ni comisión de Naciones Unidas se escandalizó por ello.

Sin embargo, los mismos que durante años ignoraron y hasta justificaron el crimen, califican ahora de terrorismo las acciones de la resistencia, decidida a expulsar a los intrusos de su suelo.

Único responsable de la muerte de más de mil 800 soldados norteamericanos y de las heridas sufridas por varios miles de ellos, resulta entonces la política mentirosa y agresiva de la actual Administración de George W. Bush.

La conducta del equipo dirigente de la Casa Blanca es tan irracional que ha hecho depender la solución del conflicto, como en Vietnam en la década de los 70 del siglo pasado, del número de bajas de su propio ejército, pues todo indica que seran estas las generadoras de un movimiento pacifista ya en marcha en el seno de la sociedad norteña.

Solo eso quebrará el empecinamiento y la prepotencia de quienes están derramando sangre de ambos bandos, en un conflicto calificado justamente como petroguerra.

Servicio Especial de la AIN