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Juan Antonio Fernández Palacios Representante de la Republica de Cuba, refutó acusaciones del gobierno de EE.UU. en Ginebra
Publie le Viernes 15 de abril de 2005 par Open-PublishingCuba refutó acusaciones del gobierno de EE.UU. en Ginebra
Cuba replicó ayer las acusaciones de Estados Unidos en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra con la presentación de fotos que muestran las torturas cometidas por ese país en las cárceles de Abu Grhaib y en la destrucción de Faluya, en Iraq.
La delegación de la Isla afirmó, además, que el gobierno de Washington debería pedir disculpas al mundo por semejantes atrocidades y la flagrante violación a la dignidad humana, según un despacho de la agencia de noticias Prensa Latina.
Juan Antonio Fernández Palacios, jefe de la representación cubana, haciendo uso del derecho de réplica, dijo ante el plenario "¿Cómo se atreven a venir aquí a hablar de derechos humanos, democracia y libertad, ellos que tienen menos derecho que nadie?
Al mostrar las imágenes Fernández destacó que lo que se esperaba de Estados Unidos era el silencio, porque con estos hechos la humanidad está asistiendo a crímenes que no veía desde la época del fascismo.
Un total de 15 delegaciones hicieron uso del derecho de réplica, entre estas Turquía, Chipre, Japón, Colombia, Bangla Desh, Vietnam, Zimbabwe, Sudán y Corea del Norte, entre otros.
El representante de la República Popular China, Sha Zukang, recordó a su contraparte norteamericana que en el período anterior de la Comisión de Derechos Humanos "le regalé un espejo para que Estados Unidos se mire en él".
Agregó que Washington no puede presentarse en este foro mundial como paladín de "unos derechos que se violan en la propia Unión", cuando allí aumentan los crímenes violentos y el sistema judicial es injusto.
"La discriminación racial está profundamente enraizada en territorio norteamericano", afirmó Zukang, quien citó la existencia de más de 300 casos de decisiones erróneas en cortes judiciales norteamericanas, y que en más de la mitad de tales equivocaciones las víctimas pasaron más de 10 años tras las rejas.
Previo a estos intercambios, la delegación norteamericana también fue blanco de las críticas de numerosas organizaciones no gubernamentales que intervinieron en esta sesión, reseñó Prensa Latina. (AIN)
Fuente: www.invasor.cu
Intervención de Juan Antonio Fernández Palacios Representante de la Republica de Cuba, refutó acusaciones del gobierno de EE.UU. en Ginebra
Ginebra, 14 abril de 2005
Señor Presidente:
Si esta no fuera la Comisión de la mentira y la hipocresía, nos resultaría 
difícil creer lo que está ocurriendo hoy. Estados Unidos, el mayor y más 
contumaz violador de los derechos humanos en el mundo, nos acaba de 
presentar un ridículo papel que, aunque nada dice, permite, simplemente 
por su título, “Situación de los derechos humanos en Cuba”, singularizar 
injusta y discriminatoriamente a mi país.
En la farsa de Ginebra parece que todo es posible. Hay, sin embargo, un 
hecho cierto. El Imperio ha tenido que quitarse de una vez por todas la 
máscara. Ya no pudo encontrar a un lacayo de turno que le hiciera el 
trabajo sucio. Su desprestigio es tan mayúsculo, su falta de credenciales 
éticas es tan manifiesta, y su orfandad de argumentos es tan clara, que 
han tenido que asumir con mano propia este bochornoso ejercicio.
Aún así, ya han pasado los tiempos en que podían endosar en sus textos 
anticubanos cuanta mentira se fabricaba en Washington y Miami. Una tras 
otras sus mentiras han ido a parar al vertedero de la historia. Se estrellaron 
siempre contra al acero de nuestra resistencia, contra nuestra voluntad 
indoblegable de luchar y vencer.
Hoy nos apena el triste papel de sus cómplices. La Unión Europea, 
claudicante y servil, no puede articular una política independiente de su 
poderoso y temido aliado; además, ahora suma entre sus filas a los otrora 
países socialistas, que pasaron de una órbita satelital al satelitalismo global 
y que, como caballos de Troya, actúan dentro de la llamada Unión al 
servicio de la gran potencia.
Señor Presidente:
Mientras la credibilidad y el prestigio de esta Comisión son cada día más 
cuestionados, mientras la politización, la selectividad y los dobles raseros la 
desacreditan cada día más, fuera de esta sala los pueblos del mundo y lo 
mejor de la intelectualidad mundial levantan su voz para defender a Cuba, 
para alertar sobre los planes del Imperio y denunciar sus atroces crímenes. 
Esos son los que cuentan, porque luchan por un mundo mejor.
En el manifiesto “Detengamos una nueva maniobra contra Cuba” más de 
cuatro mil firmas de todas partes del mundo avalan el llamado de artistas, 
maestros, escritores, periodistas, activistas sociales y defensores de los 
derechos humanos, incluidos seis Premios Nobel. Los firmantes solicitan a 
los Gobiernos de los países aquí representados “que no permitan que la 
Comisión sea utilizada para legitimar la agresividad anticubana de la 
administración Bush, en momentos en que la actual política belicista de 
Washington hace previsible una eventual escalada de muy graves 
consecuencias”.
Ellos representan la voz de ese mundo posible por el cual luchamos. Ellos 
nos dan nuevas fuerzas en nuestros empeños, porque demuestran que no 
estamos solos, que suman millones los que nos apoyan y se apoyan 
también en nuestra resistencia, y ven en Cuba un ejemplo de dignidad e 
hidalguía, porque jamás hemos renunciado a nuestros principios, porque 
jamás hemos traicionado al amigo y porque creemos firmemente, como nos 
enseñó José Martí, el Apóstol de nuestra independencia, que “Patria es 
Humanidad”.
Señor Presidente:
Todos aquí sabemos que en esta Comisión se intenta estigmatizar a Cuba 
por su irreductible rebeldía contra el injusto orden mundial imperialista, por 
la defensa inclaudicable de nuestra independencia y soberanía, y por la 
decisión de construir nuestro propio camino sin aceptar injerencias 
externas.
Es por el ejemplo que resulta de nuestra democracia verdaderamente 
participativa y popular; es por el ejemplo de nuestras conquistas y por 
nuestros índices de educación, salud, pleno empleo y justicia social para 
todos, a pesar del más cruel y prolongado bloqueo que ha debido sufrir 
pueblo alguno a lo largo de la historia. Es también por el ejemplo de brindar 
solidaridad, de compartir lo que tenemos con los que nada tienen en este 
mundo.
Son estas y no otras las razones que explican la enfermiza obsesión de 
sucesivas administraciones estadounidenses y sus protegidos grupos 
extremistas y terroristas de origen cubano en Miami. Durante ya más de 45 
años, nuestra pequeña isla rebelde, se ha tenido que enfrentar a la más 
poderosa potencia de los tiempos modernos. El imperialismo 
norteamericano ha recurrido a todas sus armas contra la Revolución 
Cubana: invasiones mercenarias, terrorismo de Estado, guerra biológica y 
radiolectrónica, incontables planes de asesinato de sus principales líderes, 
fabricación de una quinta columna de asalariados a su servicio, y un 
bloqueo genocida que intenta rendirnos por hambre y enfermedades.
Cuba es, pues, un pequeño país al que se impone una guerra política, 
económica y mediática sin tregua alguna; es también una trinchera de las 
ideas y los sentimientos más justos y nobles. Es por eso que Estados 
Unidos trata de someternos y negarnos el derecho a ser libres.
Señor Presidente:
El gobierno de Estados Unidos no tiene la más mínima calificación moral 
para hablar sobre Cuba ni sobre ningún otro país en esta sala. Todos 
sabemos que es una camarilla fascista que aterroriza al mundo, que ha 
proclamado para sí el supuesto derecho de intervenir y librar la “guerra 
preventiva” en 60 o más países, de recurrir al asesinato de líderes 
extranjeros, de consumar la política de “cambio de régimen”, y de legalizar 
de facto la tortura contra los prisioneros,
¿Qué moral puede tener para condenar a Cuba el país que hoy recibe en 
su territorio a Luis Posada Carriles, que ha sido calificado en los propios 
Estados Unidos como el terrorista más peligroso del Hemisferio? ¿Cómo 
puede arrogarse el derecho de juzgar a Cuba el gobierno que no ha sido 
siquiera capaz de responderle a Cuba si ese connotado terrorista, que 
fuera detenido en Panamá por preparar un atentado contra la vida del 
Presidente de la República de Cuba y fraudulentamente indultado por la 
Entonces Presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, en agosto de 2004, se 
encuentra en territorio norteamericano? ¿Por qué el gobierno de Estados 
Unidos somete a las más crueles condiciones carcelarias, a cinco jóvenes 
cubanos, luchadores contra el terrorismo, mientras acoge y da abrigo a los 
más connotados terroristas, responsables de los más graves crímenes, 
como lo hizo antes con otros tres terroristas cómplices de Luis Posada 
Carriles? ¿Cómo es posible que los países de la culta Europa, que se 
consideran paradigma de la defensa de los derechos humanos, sean 
capaces de copatrocinar un engendro en el que ni ellos mismos creen, 
mientras no dicen una sola palabra sobre el refugio que el gobierno de 
Estados Unidos brinda al terrorista que ha asesinado a decenas de 
cubanos, arrancándoles su derecho humano primario y fundamental: el 
derecho a la vida? ¿No es esa la prueba más patente de doble moral de la 
que esta Comisión puede ser testigo?
Los círculos de poder en Estados Unidos han demostrado ser los peores 
violadores de los derechos humanos en todo el mundo, con su historial 
probado de guerras de agresión y conquista; con los bombardeos 
indiscriminados de sus “armas inteligentes” contra poblaciones civiles, 
escuelas y hospitales; con la aplicación abusiva de la pena de muerte; con 
sus cacerías de inmigrantes mexicanos y latinos en la frontera del Río 
Grande; con su racismo endémico y estructural que afecta a su propia 
población afroamericana e indígena, víctimas principales de su siniestro 
sistema penitenciario.
El gobierno de George W. Bush, que ha hecho de Guantánamo un centro 
internacional de torturas, de Abu Ghraib un infierno de crímenes y 
vejámenes, y de Faluya una ciudad arrasada en el corazón de la antigua 
civilización mesopotámica, no posee la más mínima autoridad para erigirse 
en implacable fiscal de terceros.
El Sr. Bush también tiene un plan para Cuba. Bien lo sabe el pueblo 
cubano. Se trata de un verdadero catálogo de cómo quitarle los derechos 
conquistados: la democracia verdadera, la libertad, la dignidad, la 
educación, la salud, la vivienda, las tierras y la seguridad social. Pero 
nosotros tenemos otro plan. Tenemos claro nuestro destino. Sabemos por 
qué luchamos y qué es lo que queremos: una patria libre e independiente, 
una sociedad cada vez más justa, culta y democrática, más socialista. Y 
como revolucionarios que somos, eternos inconformes con nuestra propia 
obra, seremos capaces de seguirla defendiendo y perfeccionando. Ya lo 
estamos haciendo.
Cuba no se cansará de luchar. No se rendirá. No hará jamás concesiones. 
No apagará nunca su voz, ni tan siquiera en esta Comisión de los 
poderosos, donde repugnan tanta hipocresía, miedos y complicidades. 
Estaremos siempre junto a los que no se resignan, a los que apuestan por 
el valor de las ideas y los principios, a los que no renuncian al sueño de 
conquistar toda la justicia para todos en un mundo mejor.
Muchas Gracias.
Enviado por:
Armando Rama Martell
Oficina del Capitulo Cubano
"En Defensa de la Humanidad"





