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Estados Unidos y America Latina

Publie le Lunes 20 de junio de 2005 par Open-Publishing

Por Oscar-René Vargas
(analista politico y económico nicaraguense)

Algo anda mal en el Departamento de Estado y Condoleezza Rice, su jefa máxima, lo sabe. Su equipo para América Latina ha cometido algunos errores en los últimos meses y se complicó la ya tortuosa relación de la Casa Blanca con todo el continente. El doble traspié del subsecretario para la región, Roger Noriega, en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), reanimó otra vez las acusaciones sobre la falta de una estrategia clara para comprender y abordar América Latina por parte de los Estados Unidos. Las crisis se suceden en Bolivia, Haití, Ecuador, Nicaragua y Perú.

Noriega propuso crear un “mecanismo” para evitar las crisis.

En teoría, para evaluar las democracias en la región e intervenir en aquellas que estén en peligro, con la venia de su gobierno o sin ella. Sólo tomó horas para que se opusieran Argentina, Brasil y México en la 35 Asamblea General de la OEA, mientras que la delegación de Venezuela denunciaba una ofensiva contra el presidente Hugo Chávez. Rice usó la palabra “intervenir” en su discurso ante la OEA, aunque dijo que la Casa Blanca no pretende “castigar” a los gobiernos más cuestionados, sino “prestar asistencia” a aquellas democracias que estén en dificultades.

Tras el cierre de la Asamblea de la OEA, Noriega se negó a hablar de un fracaso para Washington. Por su lado, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, prometía impulsar “iniciativas de cooperación”, en lugar de los polémicos “mecanismos de monitoreo” promocionados por Rice.

En los pasillos de la Casa Blanca más relacionados con América Latina deslizan, desde hace meses, que Noriega está en la cuerda floja. El actual embajador ante la OEA, John Maisto, y el consejero adjunto del Consejo de Seguridad Nacional, Tom Shannon, suenan como candidatos a sucederlo.

Pero Noriega goza del respaldo de algunos líderes de Florida, donde gobierna Jeb Bush, hermano del presidente George W. Bush. Allí, otros dos hermanos, los legisladores Lincoln y Mario Díaz Balart, hijos de un político cercano al dictador Fulgencio Batista, concentran hoy la línea dura de los cubanos anticastristas. Y dicen que Noriega está bien donde está. Representa cabalmente las prioridades que Bush pretende para América Latina. Las prioridades son: mucho de Cuba, algo de Venezuela y muy poco de los demás.

Las políticas para América Latina se trazan con el aporte de Noriega. Pero Rice también escucha a Shannon y a su segundo en el Departamento de Estado, Robert Zoellick, un conocedor de la región como ex representante comercial de Estados Unidos durante el primer mandato de Bush. De todos modos, sólo una parte de la relación de la administración con el continente pasa por el Departamento de Estado.

La Casa Blanca marca líneas muy claras en ciertos casos, como la lucha en Colombia. A su vez, el Departamento del Tesoro es decisivo a la hora de negociar con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, como ha ocurrido reiteradas veces con muchos países latinoamericanos.

En los últimos meses, los Estados Unidos han sufrido algunas derrotas importantes en la actual coyuntura latinoamericana, las más importantes son:

1- Candidato frustrado: El candidato de EU para presidir la OEA, el salvadoreño Francisco Flores, quedó fuera de la carrera. Y, en abril último, el hombre que Washington decidió apoyar en cambio, el mexicano Luis Derbez, también fue rechazado. Por primera vez en la historia de la OEA, un candidato apoyado por los Estados Unidos no ganaba la Secretaría General.

2- La Carta Democrática: El subsecretario para América Latina norteamericano, Roger Noriega, tampoco logró que el Consejo Permanente de la OEA aplicara la Carta Democrática Interamericana ante la caída del presidente de Ecuador Lucio Gutiérrez.

3- Acusaciones a Chávez: Noriega protagonizó un cruce de palabras que pudo llevar a la ruptura de relaciones entre Washington y Caracas. Acusó al presidente venezolano, Hugo Chávez, de intervenir en la crisis boliviana en favor de los sectores desestabilizadores. Luego, sus superiores lo mandaron a callar para no complicar más las cosas.

4- Iniciativa rechazada del monitoreo de las democracias: Noriega propuso a la OEA crear un “mecanismo” para evaluar las democracias en la región e intervenir en aquellas que estén en peligro. La propuesta fue rechazada por Argentina, Brasil y México. Venezuela denunció una ofensiva contra los países latinoamericanos.

5- La crisis boliviana: En Bolivia la situación evoluciona de hora en hora y actualmente sólo se pueden sacar conclusiones generales. Allí se enfrentan, por una parte, los trabajadores y los pobres, que viven en la zona andina, pero también son minoría en el oriente y, por otra, la oligarquía cruceña (y tarijeña) más la derecha histórica boliviana, bloque que tiene el apoyo de Estados Unidos. El hecho de que se convoque a elecciones generales anticipadas, a la Asamblea Constituyente y al refe-réndum sobre la autonomía, muestra que la relación de fuerzas se inclina del lado de los trabajadores, los campesinos, las clases subalternas. Sin embargo, nada está decidido en Bolivia porque no se ha aprobado la nacionalización de los hidrocarburos ni se ha resuelto el problema de la Constituyente y de las autonomías.

6- La segunda derrota en la OEA: La derrota de la candidatura de Ernesto Leal para ocupar el cargo de Secretario General Adjunto de la OEA no solamente significó una derrota para el gobierno de Bolaños, sino también para los Estados Unidos que lo apoyaron a fondo con el objetivo de crearle un contrapeso al nuevo Secretario General. Ahora Insulza tiene la oportunidad de impulsar una OEA que tenga un papel más constructivo para la región. Tiene más libertad y, también, más responsabilidad.

7- La lucha contra el terrorismo: La solicitud venezolana de extradición del terrorista Luis Posada Carriles ha puesto contra la pared al gobierno norteamericano porque desenmascara el verdadero trasfondo de la llamada guerra contra el terrorismo. El caso Posada ha propiciado que Venezuela y Cuba pongan al desnudo el pretexto con que Washington ha intentado justificar sus guerras “preventivas” y las más groseras violaciones a los derechos humanos.