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Entrevista con Mario Menéndez Rodríguez, director del periódico mexicano Por Esto!

Publie le Martes 28 de junio de 2005 par Open-Publishing

Mario Menéndez Rodríguez, director del periódico mexicano Por Esto! que investigó la presencia del terrorista en México y denuncia al narcotráfico

Con Posada Carriles le están apostando al olvido: hay que insistir

Por Luciano Alzaga
Rebelión 16-06-2005

Por Esto!, el periódico quintanarroense dirigido por Mario Renato Menéndez Rodríguez fue el que dió la voz de alerta sobre la posible presencia del terrorista Posada Carriles en México, al reportar el 14 de marzo de este año que la embarcación camaronera Santrina había encallado en Isla Mujeres. Luego de la denuncia del presidente cubano
Fidel Castro, sus indagaciones fueron un ejemplo de profesionalidad y trabajo en equipo, resaltado por las tergiversaciones o el silencio cómplice de los grandes medios para asegurar la impunidad de los artífices del terror

-¿Cómo surge Por Esto!?

- El periódico se fundó el
21 de marzo de 1991. Ahora mismo es, con 75.000 ejemplares diarios según datos
reales, el cuarto periódico de México, y vamos a dar una sorpresa el próximo 21
de marzo. Pero la idea del periódico nació en Cuba. Por regla general los
medios son propiedad de grandes monopolios que los usan para la defensa de sus
intereses. Utilizan los diarios como instrumento de presión para obtener
privilegios. La única forma de poder publicar información que defienda los
intereses populares era que verdaderos periodistas fueran los dueños e
impulsores de un periódico, no para obtener beneficios económicos si no para
lograr utilidad social.

-Una de las cosas que llaman
la atención sobre su periódico en el exterior es su forma de relacionarse con
los lectores, mediante asambleas populares. ¿Cómo funciona esto?

-Salvo este
año, en que por medidas de seguridad todavía no lo hemos hecho (hemos sufrido
cuatro intentos de secuestro) habitualmente dos o tres veces al mes anunciamos
visitas a las comunidades para hacer reuniones de evaluación. Con el tiempo se
han ido haciendo masivas, se juntan hasta 2 mil personas que van a escucharnos
y a presentar sus problemas o comentarios. Yo explico lo que hemos publicado
durante la semana, por qué lo hicimos y hacia dónde vamos. Durante 3 o 4 horas
la gente expresa con absoluta libertad sus opiniones, lo que no puede decir en
ningún lado lo dice aquí, con la seguridad de que se va a publicar lo que
digan.

-¿Se discute sólo sobre lo que se ha
publicado en el periódico?

-No solamente,
también sobre los problemas de esa comunidad, sus alrededores, sus autoridades.
De los comentarios y quejas de la gente obtenemos fuentes de información,
líneas de investigación que luego seguimos. Por ejemplo cómo sacaban la droga
de determinado sitio: algunos comentan que en una cancha de basketball baja un
avión, lo que indica que transportan la droga en helicóptero. La idea es que
los que mejor conocen los problemas de una comunidad son sus propios
habitantes, por lo tanto son ellos los que deben exponer esos problemas. Y por
supuesto también permitimos que critiquen la línea del periódico.

-¿De dónde surgió la idea de
hacer estas asambleas?

-Esa fue una
de las cosas que yo aprendí de la revolución cubana. La participación popular
en fábricas, Comités de Defensa de la Revolución Y lugares de estudio, me dio
la idea.

Sin embargo,
al principio yo no entendí la revolución cubana. Al inicio de la revolución,
siendo yo editorialista del Excélsior, me pidieron que escribiera sobre lo que
la masonería consideraba una represión contra los masones en Cuba. El Che, que
era un asiduo lector, preguntó quién es ese Menéndez, y un tío mío, que era su
contador, le dijo: Es mi sobrino. Pues ya te estás yendo a Mérida y le dices
que se venga el tiempo que quiera, recorra la isla hablando con quien quiera y
luego escriba lo que le dé la gana sobre Cuba, pero no sin venir aquí, ordenó
el Che. Mi tío llegó a Mérida y me pregunta: Oye, ¿cómo debe de ser el
periodista?. A lo que yo me puse a pontificar sobre la sagrada misión de
informar y toda esa vaina, sin darme cuenta que me había tirado un anzuelo que
yo mordí, del que luego empezó a jalar. Me dijo: Pero lo que tú acabas de
publicar sobre Cuba no se ajusta a tu definición... Así que me comprometí a
dejar pasar un tiempo prudencial y luego viajar a la isla.

Las relaciones
se inician fundamentalmente con [el comandante Manuel “Barbarroja”] Piñeiro. En
ese tiempo llegué a la dirección de la revista Sucesos y publiqué ocho reportajes sobre Guatemala, y después me
enteré que Fidel los estaba leyendo, y el Che le decía: Este es el que quiero
que venga. Por mi cuenta le escribí a Fidel relatándole lo anterior y pidiéndole
una entrevista para cubrirme las espaldas ante México, que sería en ese
entonces la primera concedida por Fidel a un periodista latinoamericano. Le
entregué la carta al embajador de Cuba un viernes y el lunes estaba la
respuesta afirmativa. La entrevista la hice durante un mes en 1965, y así
comenzó una relación que continúa hasta hoy.

-Se dice que uno de los
intentos de secuestro que mencionó se produjo a raíz de las denuncias de su
diario contra la empresa FACOPSA, que aparentemente pertenece a los hijos de
Marta Sahagún, esposa del presidente Fox, y que cobra anticipos por obras
públicas que luego no realiza.

-Fueron cuatro intentos, el
primero en febrero del 2004. Pero esto no sólo es por lo de FACOPSA, viene de
más atrás, desde la denuncia a Roberto Hernández. Desde Ciudad de México
llegaron dos aviones especiales con comandos encapuchados, sin ninguna sigla.
Tal como se realizan los secuestros en el norte del país, y luego cuando se
acusa a alguna dependencia federal dicen que ellos no lo hicieron, ¿Dónde están
las pruebas? Gracias al aviso de amigos del PAN que no están de acuerdo con
esos procedimientos, pude salir de circulación durante una semana, en la que
intentaron localizarme por todos los medios: montaron retenes carreteros,
fueron a varias ciudades y catearon casas de trabajadores del periódico.

-¿Sin orden judicial?

-No, ellos al principio no
podían llevar orden judicial porque entraban enmascarados, pateando la puerta.
Fue al fracasar en su búsqueda que intentaron lograr una orden judicial para
protegerse del desaguisado que habían hecho. Después nos llegó un documento
elaborado en la Procuraduría General de la República, para justificar la
agresión en mi contra. Entonces publiqué un editorial desafiando al presidente
Fox y a su esposa a que utilicen los cauces jurídicos, lo que desató una
reacción popular de apoyo al periódico y a mí. Dos veces más intentaron
secuestrarme en ese año, y la cuarta vez a principios del 2005. Ante eso pedí
que me dictaran el auto de formal prisión, para poder trabajar en paz, y así lo
hicieron. Tengo que ir todos los lunes a firmar a Tribunales. Por esa razón no
pude asistir al Encuentro contra el Terrorismo.

-Otro de los temas polémicos
que rodearon a su periódico fue la denuncia que hizo contra el que fuera
presidente de Banamex (Banco nacional de México) Roberto Hernández, al que
acaba de mencionar, sobre la utilización de una isla de su propiedad para el
tráfico de drogas.

-En junio de
1995 nuestros reporteros informaron de un enfrentamiento armado en aguas del
litoral quintanarroense entre una lancha policial y supuestos narcotraficantes
que habían salido de la isla de Rosario, pero no pudimos averiguar quien era el
propietario de esa isla. Hasta que a fines de 1996, un grupo de cooperativistas
langosteros nos solicitó ayuda para la defensa de su único patrimonio, unas 20
hectáreas, del que mostraron título de propiedad. Se las quería quitar Roberto
Hernández, dueño de Banamex y de gran parte del litoral, porque eran los
últimos testigos del narcotráfico. Mandé a Renán Castro y dos fotógrafos con
los cooperativistas, fueron tres veces y captaron todo el proceso de la
llegada, desembarco y traslado de la más pura cocaína colombiana. Llegaron en
ese período tres tiburoneras de astilleros colombianos, con dos motores fuera
de borda, que venían desde la costa colombiana al litoral de Quintana Roo en 22
horas, bordeando la costa para que los aviones de vigilancia AWAC los
confundieran con lanchas turísticas, aunque no tenían nada de turistas: en cada
lancha venían tres colombianos con cuernos de chivo [AK47]. Con total impunidad
entraban la droga a la propiedad de Roberto Hernández.

Conseguimos
fotografías, latas de combustible, hasta un ladrillo de cocaína, las pruebas
más claras. Publicamos el primer reportaje coincidiendo con la llegada de [el
ex-presidente] Zedillo, Roberto Hernández y el tenor Pavaroti en el mismo
helicóptero a Quintana Roo. La prensa se lanza sobre Hernández para
interrogarlo sobre lo que habíamos publicado, y Zedillo personalmente lo
protege. En consecuencia, hicimos la denuncia penal.

-¿Esto fue después de la
llegada del presidente Clinton, del que se dice que visitó Cancún para apoyar a
Hernández, que se iba a alojar en su residencia pero, ante las denuncias de Por
Esto! desistió de esa idea?

-No, antes de
ese viaje. Hernández, convencido de poder comprar a la justicia, contraataca
acusándome a mí y al periódico de allanamiento de morada y de difamación. Craso
error, porque justamente una de las pruebas presentadas era que la droga se
manejaba en su residencia, y el allanamiento de morada significaba reconocer
que las fotos eran de su finca. El propio gobernador de Quintana Roo le hizo el
servicio de quitar el cargo de allanamiento de morada, para no dejarlo en
evidencia.

En 19
ocasiones tuve que ir a los tribunales, y en todas me dieron la razón. Luego me
invitaron a dar conferencias a la Universidad de Columbia, en NY, para explicar
aquello del narcotráfico institucional y no institucional, y mis denuncias
provocaron el escándalo. En ese momento yo no sabía que CityGroup estaba
haciendo gestiones para comprar Banamex, y ante lo que aparecía en la prensa,
Hernández se ve obligado a denunciarme también en EE UU, pero sólo por
difamación. Como valedores presentaba a casi todo el poder ejecutivo federal
mexicano. También acusó al periodista Al Giordano, de Narconews, por
solidarizarse conmigo. Hernández nunca se presentó al tribunal, a pesar de las
reiteradas citaciones, y finalmente la juez me dio también la razón.

-¿Qué ocurrió con los
langosteros?

-Todavía
conservan su tierra.

-En esos días hubo un
tiroteo contra su periódico.

-Sí, con la
ayuda de la gente cogimos a los que dispararon y los entregamos a la policía,
que al día siguiente los puso en libertad.

-Sin embargo hay versiones que indican
que el tiroteo se produjo dentro del diario, por razones que no tenían nada que
ver con Hernández.

-Es mentira,
nunca ha habido tiroteos dentro de un periódico mío.

-Otra persona relacionada
con este caso fue Sam Dillon, el que era corresponsal del New York Times en
México.

-Es una triste
historia la de ese Sam Dillon. Plagia a todo el mundo y después se lleva los
premios. Me llamó por teléfono, me pidió apoyo y yo le di todo lo que teníamos
sobre el caso y luego misteriosamente no escribió ni una palabra sobre eso y
misteriosamente se puso en contacto con Roberto Hernández. No sé qué pasó
después.

-Ud. ha lanzado la teoría de
que existen dos tipos de narcotráfico, el institucional y el no
institucional...

-Así es. El no institucional es el que no está
reconocido por los servicios norteamericanos, como la DEA. No lo reconocen
porque atenta contra la economía del narcotráfico institucional, que es el que
permite las grandes utilidades en EEUU. De ahí reunía Oliver North sus fondos
para atentar contra la revolución nicaragüense. El precio de la droga es fijado
por la DEA en connivencia con las mafias. Entonces el narcotráfico
institucional es el que sirve para garantizar y controlar el sector de la
economía norteamericana en el que están involucrados 25 millones de adictos.

Pero de pronto otra gente empieza a meter droga por
otros puntos de la frontera con EEUU, sobornan a las autoridades para que les
permitan pasarla, y así inundan el mercado. La DEA sabe que ocurre esto cuando
hay exceso de droga en EEUU. Se viene abajo el precio, por lo tanto hay
competencia con los institucionales, y a esa competencia es a la que combaten.
Cuando se lee “Gran campaña contra el narcotráfico”, es contra el no
institucional, al institucional no se le toca.

También hay que tener en cuenta que todos los
funcionarios mexicanos que se encuentran en la ruta de la droga son rehenes del
narcotráfico, aunque sean honorables. La droga sigue la ruta Quintana Roo,
Yucatán, Campeche, Veracruz, Tamaulipas, y se entrega en la frontera de EEUU a
la DEA, que no se ensucia las manos para nada. Los países que recorre la droga
son los que hacen el trabajo sucio. Por eso nadie denuncia al narcotráfico
institucional. ¿Y por qué el gobierno de México acepta todo esto? Porque es
orden de EEUU y existe una dependencia absoluta con el gobierno norteamericano.

-Ud. opina, contra la
corriente, que hay que despenalizar la droga.

-¿Porqué digo
esto? Porque si se despenaliza la droga se cae el negocio, se acaban los
muertos. Pero no propugno una despenalización sin control. El Estado se debe
responsabilizar de la adquisición de la droga y suministrarla gratuitamente a
aquellas personas que lo necesiten, en centros de salud y bajo control médico.
Al mismo tiempo se deben construir centros estatales de rehabilitación, e
iniciar campañas de sensibilización en todos los ámbitos sobre lo que implica
el consumo de drogas. Si el que tiene todas esas posibilidades para salvarse
insiste en seguir consumiendo, se trata ya de un problema del alcance de la
libertad. Si uno quiere morir drogado, es una decisión personal.

-Además de su experiencia en
este periódico, Ud. ha estado presente en gran parte de los conflictos armados
en Latinoamérica.

-Sí, he estado
en Guatemala, Colombia, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Venezuela y un poco
en Perú y Paraguay. A Guatemala fui como director de la revista Sucesos para
todos, y visité un campamento de la guerrilla donde pude escuchar historias
terribles de los campesinos masacrados por el Ejército. También estuve en
Colombia filmando la toma de un tren por el ELN, y cerca del desembarco
guerrillero en Venezuela donde hubo también compañeros cubanos. Allí se
registró la más grande traición que se ha cometido contra el Che. El Comandante
Guevara iba a ir a Venezuela, se comprometieron con la guerrilla venezolana
varias toneladas de armas que luego nadie las fue a recoger, y EE.UU. aprovechó
eso para echarle la culpa a Cuba, a partir de lo cual casi todo el hemisferio
rompió relaciones con la isla.

-Vamos al tema del
terrorismo. ¿Cómo empiezan a seguir la pista de los terroristas anticubanos?

-De manera permanente hemos
estado denunciando las actividades de los terroristas anticubanos. En el caso
concreto de Posada Carriles, en un principio no sabíamos que era él quien
estaba en Isla Mujeres, ni que estaba Santiago Alvarez o el Capi Pujol en el
Santrina. Cuando Fidel da a conocer la información de que se trataba de esos
terroristas, nosotros publicamos sus fotos, y a partir de esa información del
gobierno revolucionario cubano empezamos a entender toda una serie de elementos
que participan en el entorno de Isla Mujeres.

-¿Cómo confirmaron que la
persona que estaba en Isla Mujeres era Posada Carriles?

-Pues porque le gusta llamar
la atención, vestir fino. Isla Mujeres es un poblado de pescadores y turistas,
van con pantalón corto, y ver de pronto a una persona con una camisa café de
lino y un pantalón de lino color crema caminando por el muelle evidentemente
llama la atención. Cuando publicamos su foto, nos dicen: Ese señor estuvo aquí.
También hemos hecho denuncias muy graves sobre la mafia cubana, que se pone de
acuerdo con el narco para el tráfico de indocumentados. Cancún es un centro
operativo de la mafia cubana plenamente identificado con el narcotráfico.

-¿Se sabe dónde residió
Posada Carriles durante esos días?

-Todo parece indicar que
estuvo en una casa, manejada por contrarrevolucionarios cubanos con residencia
en Cancún. Estamos trabajando sobre este aspecto de la investigación, que
abarca también a la droga. En estos momentos está habiendo mucha actividad del
sector vinculado con "El Mayo" Zambada, jefe del cartel de Sinaloa,
el jefe del cartel de Ciudad Juárez y el de Centroamérica, Otto Herrera. Este
último, guatemalteco, se fuga del Reclusorio Sur del DF el 15 de mayo, y tiene
negocios también en Cancún. Esta zona se ha convertido en un centro de
operaciones no solo para la mafia anticubana, sino también para los carteles de
la droga de México y sus vínculos con colombianos y centroamericanos. A Posada
Carriles lo impulsa y protege el narcotráfico desde Guatemala y Belice. Cruza
el p
uente fronterizo de Chetumal
como Pedro por el patio de su casa, de ahí sigue a Cancún e Isla Mujeres, donde
es protegido mientras llega el Santrina.

-¿Porqué dice Ud. que lo
protegen? ¿Cuál es la relación de Posada Carriles con Otto Herrera?

-Porque la ruta que usa Posada Carriles es la ruta del narcotráfico de Otto Herrera.
Eso demuestra la complicidad.

-¿Qué otros apoyos tuvo el
terrorista?

- Hay definitivamente un sector de las autoridades
mexicanas que tuvieron pleno conocimiento
y complicidad con los movimientos de Posada Carriles. Emigración tendría
mucho que hablar sobre esto, y también la Naval, porque nadie se pasea como se
paseó Posada Carriles sin que nadie haga preguntas.
En las autoridades hay contradicciones internas, que
hay que saber distinguirlas. El sector mayoritario no se identifica de ninguna
manera con el terrorismo. El sector minoritario, pero que tiene el control
policiaco-político, ve sin embargo con simpatía estas actividades, sobre todo el
narcotráfico autorizado por el gobierno de EEUU. Es el narcotráfico que
llamamos institucional, al que se le permite todo.

Este se vincula con la mafia cubano-norteamericana con
base en Miami y con la célula de Cancún. Eso explica la fluidez del tráfico de
drogas por Quintana Roo. Nosotros calculamos que diariamente llegan a Quintana
Roo 4 embarcaciones con 1,2 toneladas de cocaína cada una. Sin embargo, el
narco colombiano ya no paga a sus socios en México en efectivo: les pagan en
especie, con droga. Esta droga es la que permanece en México y la que se
distribuye en el narcomenudeo. Y con esta distribución está vinculada la mafia
cubana.

-Un tal Ricardo “Monkey”
Morales fue el primero que acusa a Posada Carriles de haber participado en el
atentado contra el avión de Cubana de Aviación. Habla con un detective del FBI
en Venezuela y a los pocos meses lo matan. ¿Ud. cree que se puede acusar a
Posada Carriles basándose en la declaración de un elemento de los bajos fondos
como “Monkey”?

-Eso es revelador de la
descomposición de los ambientes de la mafia anticubana. Las contradicciones se
dan también entre ellos. Pero en todo caso Posada Carriles reconoció
personalmente haber puesto la bomba. Lo que nosotros no sabíamos es que
Santiago Alvarez, que llegó en el Santrina, era el que había dado las
instrucciones a uno de los terroristas infiltrados en Cuba para dinamitar el
Tropicana. No lo sabíamos porque no identificábamos a Alvarez por la foto.

-Mencionó antes el tráfico
de cubanos indocumentados hacia EEUU...

-Estos cubanos salen cada vez con mayor frecuencia de
Cuba y por razones del mar u otras se desvían, pero curiosamente siempre hay un
comité de recepción esperándolos en Isla Mujeres o en cualquier punto de
Quintana Roo.

-¿Son secuestradores de
embarcaciones?

-No. Hay gente que está promoviendo estas salidas.

-¿Cómo salen de Cuba
entonces?

-Esa pregunta no la puedo contestar. Lo que sí puedo
decir es que a los reporteros de Por Esto! no se les permite el acceso a las
embarcaciones. Tenemos que sorprender a las autoridades, y a veces hemos tenido
suerte y los hemos detectado cuando se los están llevando. En ocasiones
desaparecen dos o tres de esas personas, y no se vuelve a saber de ellas. Todo
parece indicar que son las que se ponen a trabajar en la zona hotelera de
Cancún o de Playa del Carmen.

-¿Esos son los que no tienen
familiares en Miami que les paguen el viaje?

-Muy
probablemente es así. Además de trabajar en hoteles a algunas de esas personas
las utilizan para la distribución transatlántica de la droga, incluso hacia
Europa. La ruta se inicia en Colombia o Venezuela, la mayoría de los detenidos
son venezolanos, pero la gestión la lleva la mafia cubana. Los mafiosos son
cubano-norteamericanos, norteamericanos e inclusive argentinos esbirros de la
dictadura de ese país que manejan centros nocturnos en Cancún.

EE.UU.
aprovecha claramente ese tráfico de indocumentados para desestabilizar al
gobierno cubano, estimulando la salida de cubanos de la isla por vías ilegales,
lo que va generando en la opinión pública la idea de que las cosas no andan muy
bien en Cuba. Mediante la publicidad engañosa y los relatos de amigos o
familiares que se fueron, algunos cubanos que no son adeptos de la revolución
caen en la tentación de huir, y no pocos de ellos vuelven en forma de agentes
del enemigo. También aporta a esto la cerrazón del gobierno de los EE UU, que
condiciona su ayuda a otros países por la actitud que tengan frente a Cuba. Y
muchos intelectuales y periodistas aquí o en Europa no mencionan esto, porque
tal vez la publicación de uno de sus
libros dependa de que firme determinados manifiestos contra Cuba.

-¿Se puede suponer que el
Santrina se dedicaba también al tráfico de drogas?

-Es lo más
probable. Aunque ellos declararon que era una escuela ecológica, pero nosotros
averiguamos en todas las asociaciones ecológicas de la zona y ninguna conocía
ese barco.

-¿Cree posible que Posada
Carriles sea devuelto a México?

-A EE UU no le
interesa un Posada Carriles vivo fuera de EE.UU. El gobierno mexicano insiste
en que no hay registros de su paso por territorio mexicano, para justificar la
hipótesis de la entrada ilegal en EEUU. Además, no quisieron reconocer que
Posada Carriles salió en el Santrina de Isla Mujeres porque entonces
desenmascararían a Santiago Alvarez y a Pujol, que viven en Miami en una
posición muy decorosa. Y EEUU no iba a resistir tres golpes seguidos. Por eso
era muy difícil que lo deportaran a México, ya que demostraría la connivencia
del gobierno mexicano con la mafia cubano-norteamericana.

Pero la
cuestión de fondo es que EE.UU. jamás puede entregar a un agente de la
categoría de Posada Carriles. Un terrorista de esa magnitud, que es el
verdadero jefe de Santiago Alvarez y de Pujol, no puede salir del control de
EE.UU. Le están apostando al olvido, a la falta de memoria histórica de los
pueblos. Por eso es tan importante lo que dice Fidel: hay que insistir. Posada
Carriles nunca va a salir de EE.UU.

-¿Por qué
cree que el caso Posada Carriles ha entrado en los grandes medios de EE.UU.?
Por ejemplo el New York Times publica un artículo cuestionando al terrorista.

-Podrían
haberlo ignorado, pero era demasiado evidente lo que habíamos publicado y lo
que denunció Fidel. Eso se tiró sobre la mesa de Bush, y no hay que olvidar que
el partido Republicano no es de las simpatías del New York Times, ni a los
demócratas les conviene ese juego de favorecer a Posada Carriles. Ni siquiera
la mayoría de la población de origen cubano de Florida simpatiza con él. Yo
tengo amigos en Miami, y ninguno de ellos comulga con esta barbarie.

-¿Qué pasos piensan seguir a
partir de ahora?

-Vamos a estar
en todas las audiencias sobre el caso que se celebren en Tejas, publicando
sobre lo que salga de ahí pero ofreciendo a los lectores una información
crítica.

-¿Cómo reaccionó el pueblo
mexicano ante la actitud de Fox para con Fidel cuando la reunión de presidentes
con Bush?

-El pueblo
mexicano ama a Cuba. La prueba la tenemos en este periódico. Cuando empecé este
proyecto dije y lo repetiré siempre: nací con la revolución cubana, he crecido
con la revolución, me formaron con la revolución, mis errores son mis errores y
los errores de compañeros de la revolución cubana se discuten en casa, y voy a
morir en la revolución.

Hubo
indignación, quién no se iba a indignar. Nosotros sentimos vergüenza ante un
presidente mexicano que le dice a Fidel: Comes y te vas. Y todavía Fidel fue lo
suficientemente cauto como para avisarles: No sigan hablando, hay cosas más
delicadas. Cuando me preguntaron qué quería decir Fidel con eso, contesté: Que
ya les va a dar un susto a todos ustedes. Fidel les quería evitar una
humillación. Hasta en eso fue generoso.

-¿Cómo se define
ideológicamente Mario Menéndez?

-Soy un dialéctico materialista. Para mí el más grande revolucionario
que ha existido ha sido el Jesucristo que expulsa a los mercaderes del templo.