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Un viaje al ojo del huracán del Plan Patriota

Publie le Miércoles 22 de diciembre de 2004 par Open-Publishing
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Señor presidente Uribe: ¿Por qué sus valientes soldados filman a los
colombianos que los denuncian por violar los derechos humanos? Para
hablar con Noam Chomsky: La vietnamización del conflicto colombiano
crece cada día con Plan Patriota.

por Dick Emanuelsson
Remolinos del Caguán,
21 de diciembre de 2004

Las fuerzas militares y policiales no pierden una sola oportunidad de
filmar, registrar y documentar a los colombianos que públicamente
opinan sobre la situación del país. Aparte de eso el Presidente ya
tiene dos millones de colombianos que constituyen su "red de sapos",
como popularmente ha sido bautizada la inteligencia civil en la ciudad
y en el campo. A eso se suma el aparato que ha suministrado Estados
Unidos que registra absolutamente todo y todos en el país.

Anteriormente varios de los delegados participantes en el Foro por los
Derechos Humanos realizado en el departamento del Tolima fueron
filmados por miembros de la Fuerza Pública y posteriormente fueron
encontrados asesinados.

En el Primer Foro por los Derechos Humanos por Una Vida Digna, el
Derecho al Trabajo y Una Paz Con Justicia Social, en Remolinos del
Caguán los días 13, 14 y 15 de diciembre de 2004 pasó exactamente lo
mismo.

Señor Presidente y ministro de Defensa, Jorge Uribe: ¿Por qué quieren
registrar a los civiles, campesinos, estudiantes, labriegos y
periodistas que participan y denuncian graves violaciones de los
derechos humanos en sus regiones?

El sargento Arroyave parecía que se encontraba en su propio mundo,
totalmente aislado de lo que pasaba a su alrededor. Estaba muy
distraído recibiendo datos y no me vio cuando me acerqué a él.
Seguramente tenía su cámara de video enfocada hacia uno de los
denunciantes que hablaba desde la tarima a unos 50 metros, en el
hermoso parque de Remolinos de Caguán.

Eran las 15.00 horas del martes 14 de diciembre. Habían comenzado las
denuncias por parte de la población civil. Y eran muchas. Un grupo de
teatro juvenil de Remolinos del Caguán y de Cartagena de Chairá actuó
ante unos 1.500-2.000 delegados procedentes de 40 veredas de la región
que llegaban a denunciar las violaciones contra los derechos humanos
por parte del Establecimiento y la clara violación a la soberanía
nacional de los colombianos por parte de tropas norteamericanas, esto
en medio del corazón del operativo militar más grande en 40 años de
conflicto armado en Colombia, el Plan Patriota II.

De Bogotá y del exterior veníamos un grupo de 30 personas, entre
periodistas y defensores de derechos humanos. Periodistas procedentes
de Francia, Estados Unidos, Suecia y algunos nacionales, entre ellos
enviados especiales de El Tiempo, prensa departamental del Caquetá y
también de la televisión, representada por el reconocido periodista
Hollman Morris del programa Contravía, premio de periodismo Simón
Bolívar.

El viaje de Florencia estaba marcado por retenes militares. Nuestra
llegada estaba prevista. Las preguntas capciosas de soldados y
oficiales sudados en el calor tropical revelaban que a nosotros ya nos
tenían una especial bienvenida.

En el grupo había unos 10 representantes de las organizaciones más
destacadas de los derechos humanos en Colombia como el Colectivo de
Abogados José Alvear Restrepo, Minga, Codhes, Comité permanente de
DDHH, entre otras. La visita y el foro tenían el aval de la
Vicepresidencia de la República de Colombia.

Primera amenaza impide conversatorio

En el municipio de Cartagena de Chairá se iba a realizar al mediodía
un informal intercambio de opiniones y consultas con los
representantes locales, lo cual fue impedido por las supuestas
amenazas de las AUC —el grupo paramilitar que en este momento esta
entregando sus armas en el proceso de reinserción con el Gobierno y
que muchos consideran como una negociación de "yo con yo"—. Los
paramilitares no tienen presencia en esta región de Colombia. "Son los
mismos militares quienes enviaron la amenaza a la señora Dora Obando",
señala enfáticamente uno de los representantes en el Foro.

Hoy en Cartagena de Chairá, viejo bastión guerrillero de las FARC y
del Partido Comunista Colombiano, hay más militares que pobladores. Se
hace imposible caminar 20 metros sin cruzarlos. No nos querían dejar
ir por el río sin que llegara el coronel de la Brigada 12. Sin embargo
el mencionado coronel no llegó y tuvimos que partir dado que el viaje
por el río dura cinco horas aproximadamente.

La plata del Plan Colombia en armas

El Plan Patriota tiene, según Uribe y los militares, la tarea de
derrotar a las FARC. Son 18 mil soldados y oficiales colombianos que
actúan en una operación de las cuatro ramas de las Fuerzas Militares.
Son dirigidos por centenares de los mejores y más capaces militares
mercenarios norteamericanos que han planeado y organizado este
operativo que comenzó los primeros días de febrero de 2004.

Pero los resultados son sumamente pobres. Ningún cabecilla de la
guerrilla ha sido detenido, ninguno de los casi 40 oficiales que la
guerrilla ha capturado en combates con el Ejército ha sido rescatado.
Pero los partes de guerra de los generales, reproducidos por los
grandes medios sin ningún cuestionamiento al contenido, hablan de que
la guerrilla ha sido empujada a los lugares más inhóspitos de la selva
donde no van a salvarse.

Por eso fuimos con gran ansiedad e interés y estábamos entrando a la
región de Caguán para constatar "la calma y la tranquilidad" de que
tanto hablan Uribe y sus subalternos, y que supuestamente ahora reina
en esta parte de Colombia.

La travesía

Desde que partimos, ya a los cinco minutos nos detiene la Marina. Los
soldados nos miran con sospecha, sobre todo cuando hay un "mono",
rubio, entre las 30 personas que tiene todo menos pinta campesina. Las
Pirañas, es decir las lanchas blindadas que posee la Marina, son todas
nuevas. Cuatro ametralladoras punto 30 en cada lado y una M60, un
pequeño cañón, en la punta de la lancha. Hasta huele a pintura fresca
en los aparatos que frecuentan ahora el río Caguán.

"Aquí está la plata de Plan Colombia y los nuevos 676 millones de
dólares para el 2004", comenta uno de los pasajeros. El día antes se
informó que en la ciudad de Pasto, fronteriza con Ecuador, el 45% de
los niños sufre de desnutrición. El departamento de Santander ya no
tendrá un hospital departamental ya que el gobierno de Uribe cerró
también el Ramón González Valencia en uno de los clásicos "plumazos";
¿cuántas otras entidades públicas faltan por cerrarse para deteriorar
aún más el nivel de vida de la población?

Pero para la guerra nunca faltará, como ha prometido el presidente...

Retén guerrillero y Plan Patriota

El aire es fresco, totalmente liberado de los horribles gases de
Bogotá donde 60% de los habitantes vive bajo el índice de pobreza, y
más bien miseria absoluta. Son casi cinco millones. La lancha va
"full" y calculamos que llegaríamos a Remolinos de Caguán a las 6 de
la tarde cuando el motorista baja la velocidad notoriamente y desvía
la lancha hacía la orilla derecha. Ya han pasado solamente 30-40
minutos y pienso que "no puede ser, ¡otra vez un retén!"

Pero los uniformados no son del Estado. Una mujer hermosa con pelo
casi hasta la cintura, vestida de camuflaje y una boina negra con la
estrella roja en el medio nos recibe con una sonrisa al mismo tiempo y
con sus ojos rápida y minuciosamente recorre las dos lanchas con los
delegados. "Bienvenidos", nos saluda. "Por favor suban acá", dice e
indica a dónde nos toca subir. Ahora veo que ella no está sola. Hay
guerrilleros posicionados en varios puntos a la orilla del río Caguán,
donde tienen un excelente control sobre el panorama. Un guerrillero de
unos 25 años, parece medio mando, nos pide las cédulas para chequear
quiénes somos. El proceso dura menos de cinco minutos y ningún
equipaje es requisado.

"¿Cómo han sido afectadas las FARC por el Plan Patriota?", le pregunto.

"Hay combates todos los días, pero como pueden ver, aquí estamos
intactos como antes. El área está bajo nuestro control. Sólo a unos
kilómetros del casco urbano de Cartagena de Chairá donde están los
’chulos’", dice muy seguro y se despide.

Un pueblo fantasma: Peñas Coloradas

Pasamos casi dos horas por el río cuando llegamos a un pueblo
fantasma: Peñas Coloradas. Tenía casi 500 familias o unos dos mil
habitantes. Ahora está totalmente abandonado. Detrás de unas
grandísimas trincheras hechas de sacos verdes y rellenos de arena, se
encuentran varios oficiales y soldados, entre ellos un soldado negro.
Ha sido trasladado de San José de Guaviare para fortalecer la tropa
regular en esta comunidad sin gente.

"Dicen que se fueron todos con la guerrilla", dice el negro. "No sé,
porque llegué hace ocho días. Pero hace un mes, la guerrilla atacó el
puesto acá y las balas perforaron allá", indica a las paredes.

Nos registran, nombres y apellidos, profesión y actividad en los
cuadernos.

Ya son las 4 de la tarde y nos quedan más o menos dos horas de viaje
antes de llegar a Remolinos. Y es importante que lleguemos antes de
esa hora por que la ley de la guerrilla es que nadie puede transitar
por el río o por las carreteras después de las 6 de la tarde. La
consecuencia es obvia.

Sin mayor novedad pasamos una hora. "¿Será que llegaremos sin otro
retén?", me pregunto cuando, otra vez, el motorista desvía la lancha y
entramos al caserío Las Kamelias. Allá, en el muelle, está un
uniformado que resulta ser el segundo comandante del 14 Frente de las
FARC.

De las marchas campesinas a la guerrilla

Es amable y casi pide perdón por la molestia. Pero nos quiere "dar una
bienvenida", también, "a la zona y explicar algunos asuntos sobre Plan
Patriota y el Foro", que comenzará al otro día. Nos lleva por el
pueblo donde los habitantes nos miran con grandes ojos. Una discoteca,
pequeños almacenes y casas constituyen el pueblo. Ha habido varios y
fuertes combates en la cercanía pero la guerrilla siempre ha regresado.

Eider Mosquera es un comandante negro, sonriente y amable. Fue uno de
los más destacados líderes campesinos durante las gigantescas marchas
campesinas en el 1996 y 1997 en el sur de Colombia en protesta a las
fumigaciones. El campo fue fumigado por glisofato y los campesinos no
vieron otra alternativa, levantarse y marchar hacia las grandes
capitales departamentales en el sur de Colombia.

Con el presidente Samper llegaron a un acuerdo que, como todos los
anteriores acuerdos entre el Estado y el pueblo termina en pelea. "Ha
sido sólo mentira y engaño". Y para asegurar que los campesinos no
retomaran el camino de la lucha para reclamar sus derechos, comenzaron
a ser asesinados los dirigentes campesinos, uno tras uno "por el
ejército fascista al servicio del Establecimiento". Mosquera no vio
otra alternativa que incorporarse a la guerrilla porque no quería
salir del país en condición de exiliado. Este comunista es un
importante refuerzo en el área política del 14 Frente que ahora dirige.

Y ahora estaba sentado ante los delegados, sorprendidos por la
amabilidad de una guerrilla de la cual habían escuchado lo peor en
Bogotá y en los medios oficiales, pero acá invitándonos a tomar y
compartir unas gaseosas y cervezas.

"Como pueden ver, los informes sobre nuestra derrota no son verdad.
Las FARC estamos vivitos y coleando", comienza su "relato informal",
como tilda el diálogo que quiere entablar con los visitantes.

Las irritaciones del presidente Uribe

El "Plan Patriota, que se inició en el mes de febrero, significa
combates diariamente, pero es el pueblo el que lleva la gran carga
cuando la aviación tira bombas de 1.000-1.500 kilos. Mañana podrán
escuchar los testimonios de las víctimas por los bombardeos donde las
casas han sido quemadas. Plan Patriota no ha afectado a nosotros en lo
más mínimo. Uribe y los medios de comunicación hablan de victorias
militares pero aquí estamos", dice el comandante moreno con una
sonrisa y sigue planteando la importancia de que se realice un
intercambio humanitario entre los prisioneros de guerra y los
guerrilleros presos en las cárceles colombianas.

La reunión no dura más de diez minutos pero sigue afuera en las calles
de Kamelias. Son las 6:30 de la noche, pasada la hora sagrada, pero no
hay problemas, porque durante los 60 minutos que dura la última parte
del viaje a Remolinos se ven las luces de las linternas de ambos lados
del río donde los guerrilleros apostados, prestando guardia, le dan al
motorista "luz verde" para terminar su tarea este primer día del viaje
a Remolino. Las comunicaciones guerrilleras en el "ojo del huracán"
funcionan perfectamente. ¿Será que son estas realidades militares las
que molestan e irritan al presidente Uribe?

Remolinos del Caguán ha sido escenario de otros procesos de paz. Allí
en 1984 se encontraron los delegados del gobierno de Belisario
Betancur y la guerrilla de las FARC, lo cual terminó en el acuerdo de
La Uribe sobre el cese de fuego entre el Estado y la guerrilla. De
este proceso surge la Unión Patriótica que fue exterminada dejando
como saldo un genocidio político con más de cinco mil lideres
asesinados. De los sobrevivientes muchos tuvieron que integrarse a la
filas de la insurgencia para protegerse, entre ellos el reconocido
Simón Trinidad, ahora utilizado y convertido por el presidente Uribe
en un juguete político contra la misma guerrilla.

Retomando el escenario, se percibe un espíritu tranquilo en la
población. El padre Jacinto, premiado recientemente por su duro
trabajo por la paz y en contra del Plan Patriota, propone en la mañana
del foro, que el intercambio humanitario se realice en la zona de
Remolinos que debe ser despejada de todas las fuerzas militares y
guerrilleras. Durante todo el día del martes 14 se discuten los
distintos temas de la guerra, desplazamiento, represión, pero también
cómo buscar un futuro sin hojas de coca pero con verdaderas
alternativas, "nada de propuestas chimbas", dice un campesino.

Y es cuando voy a sacar una foto del grupo de teatro juvenil, que
describe cómo una niña del pueblo fue acusada de ser guerrillera por
una patrulla del Ejército y que después públicamente fue violada por
los militares ante una población horrorizada, y es cuando veo el
sargento Arroyave levantar su cámara de video para registrar a los
asistentes presentes que han iniciado las denuncias públicas contra
las FF.MM.

Pide disculpa por filmar la gente

Y ahora me voy en camino al sargento para preguntarle:

— Buenos días, mi nombre es Dick Emanuelsson, corresponsal sueco. ¿A
quién esta filmando Ud.?

— Estoy haciendo unas tomas, no más.

— ¿A quién?

— Tomas, no más.

— ¿Pero a quién?

— ¿Qué?

— ¿Pero a quién?

— Tomas del escenario, todo esto, no más.

— ¿Y por qué?

— No, tomas.

— ¿Pero quiero saber por qué esta filmando el evento y toda la gente
asistente acá en el foro sobre los derechos humanos? ¿Qué grado tiene
Ud.?

— Sargento.

— ¿Por qué, sargento, está filmando a la gente que en este momento
está haciendo denuncias contra ustedes los militares por violar los
derechos humanos?

— ¡No señor!

— ¡Sí señor!

— ¿Cómo así? ¿Qué violación de derechos humanos?

— Claro, están haciendo fuertes denuncias contra la Fuerza Pública.

— Primero que todo: nosotros los militares eehhh... estamos preparados
para... en todos los referentes de derechos humanos, ¿sí? Nosotros
somos los primeros en respetar los derechos humanos como militares que
somos... como fuerza pública somos respetuosos a los derechos humanos.

— ¿Cómo pueden ser respetuosos cuando está filmando a la gente que
están haciendo las denuncias abiertamente acá?

— ¡No, no, no, no señor!

— ¡Sí señor! ¡Están haciendo denuncias contra ustedes!

— ¿Usted dice que nosotros somos bandidos?

— No, no lo he dicho. Le pregunto...

— Usted como periodista me afirma que nosotros somos bandidos.

— No, no dije eso, estoy diciendo que usted con una cámara de video
está filmando a los asistentes en este foro que están haciendo graves
denuncias contra la Fuerza Pública.

— Cuando estaba haciendo unas tomas me decían los de derechos humanos
que no asistiera, que no filmara dentro de... allá por el respeto a la
vida y de pronto porque podría servir de retaliación, por crímenes,
por preservar la vida de la gente no deben filmarse imágenes. Primero
que todo, no lo estamos haciendo porque lo estamos respetando...

— Pero igual se puede escuchar y ver fácilmente lo que están diciendo.

— Si, se puede escuchar y grabar lo que sea en parte de audio. No es
contra retaliación o... nada.

— La gente dice que se siente muy provocada por usted.

— Pero ¿por qué? ¡Y me extraña que Ud., periodista, diga eso de
nosotros!

— Sí, claro, usted está filmando a la gente.

— ¿Qué piensa usted sobre la Fuerza Pública?

— A mí me impacta que la Fuerza Pública, que está siendo denunciada
por la población civil y que se encuentra aquí (alrededor de dos mil
personas) de violar los derechos humanos, es la misma Fuerza Pública
que ha rodeado el evento con soldados armados hasta los dientes
filmando a la gente. No es necesario ser "bobo" para entender que eso
es una forma muy provocativa contra los presentes aquí.

— De todas maneras pedimos disculpa si... No estoy violando nada, ya
no filmo más y ya listo. Evitamos problemas. Si algo, pues, le digo al
comandante...

— ¿Cuál es su apellido? ¿Por qué lo tiene escondido?

— No se le doy porque no tengo... no soy bandido. Soy soldado de
Colombia y respeto la constitución, respeto los derechos humanos como
estoy preparado. Yo no puedo violar los derechos humanos porque si yo
violo los derechos humanos, ¿que pasaría? Pasaría a ser juzgado.
Primero a la justicia penal militar, para que la justicia ordinaria
proceda inmediatamente y que tengan las pruebas suficientes de que yo
he violado a los derechos humanos. Inclusive los mismos
norteamericanos nos exigieron a nosotros que todos los militares nos
preparamos en derechos humanos y lo hemos hecho y lo hemos cumplido.
¿Ya? Si hablan de Plan Patriota es una orden del Gobierno Nacional por
el bien de la comunidad, queremos recuperar a Caquetá (el
departamento) para que la gente tenga...

— Usted como soldado sabe perfectamente bien el reglamento suyo, que
dice, que usted tiene que tener su apellido visiblemente en el
uniforme. ¿Por qué no lo quiere hacer?

— No lo quiero hacer porque Ud. con mi apellido ¿qué quiere hacer?

— Yo lo pido nomás porque usted está filmando a la gente.

— Bueno, yo pido disculpas, ya no filmo más y ...listo ya?

— ¿Usted es de la Brigada Móvil 22 de la Contraguerrilla?

— Sí, y aquí está mi parche, no estoy escondiendo nada.

— Usted está escondiendo su apellido.

— ¿Por qué necesita mi apellido?

— Quiero saber quién está filmando a la gente.

— Yo pido disculpa y no filmo más.

Y así termina un intercambio de preguntas y vagas respuestas de un
sargento que, por supuesto, sólo obedece órdenes de los superiores.

¿Y quiénes son ellos?

Son de arriba, hasta el Ministerio de Defensa y hasta el palacio de
Nariño donde el presidente Álvaro Uribe cada día exige resultados en
la "lucha para derrotar a los terroristas", como suele decir el
mandatario colombiano en cada declaración pública.

Desesperación militar

Los resultados del Plan Patriota no llegan, pero la desesperación de
muchos militares sí aumentan. Dicen varios soldados que sueltan la
lengua fácilmente después de que uno cae en confianza con ellos. Son
los que también sufren esa desesperación y obsesión presidencial para
lograr la meta: una derrota militar contra la guerrilla que no han
logrado durante 40 años de conflicto armado y que tampoco obtendrán
con el Plan Patriota. Y nos dimos cuenta de esa realidad durante los
días en Bajo y Medio Caguán.

Esa desesperación se refleja a través de las detenciones masivas en
ciudades y en el campo. En Cartagena de Chairá fueron apresados casi
80 habitantes y llevados con los ojos vendados durante una caminata de
45 minutos, en fila india, hacía el batallón. Y no los soltaron hasta
llegar en avión de transporte militar a Bogotá. Hoy, después de más un
año, sólo quedan cinco habitantes encarcelados, en espera de un juicio
que en Colombia nadie asegura es justo. Todos los demás fueron
absueltos, pero ante la comunidad y toda Colombia fueron indicados
como "terroristas de las FARC". [Léase "Militares norteamericanos
encabezan 20.000 soldados colombianos en operativo contra la
guerrilla"].

A las 12 de la noche, después de más de 15 horas de denuncias y de
conversaciones entre los dos mil asistentes, ya termina la
conferencia. No se ven los uniformados, de los cuales varios han
cambiado el verde olivo por la ropa civil, mezclándose con los
denunciantes.

El otro día salimos a las 6 de la mañana para regresar a Florencia y
Bogotá. Pasa lo mismo como en la ida: requisas y registros. Hay un
rumor en Remolinos de que el coronel de la Brigada se va a vengar por
haber sido desenmascarado su sargento e impedido de seguir la
"inteligencia" tan descarada. Hay un pequeño nerviosismo entre los
delegados pero no pasa nada hasta llegar al retén fluvial, cinco
minutos antes de Cartagena de Chairá.

"Buenos días", dice el mayor Espítia, que resulta haber visitado mi
ciudad natal, Göteborg, en una visita, invitado por una empresa
multinacional. Ha estudiado derecho en las FF.MM. y me observa
minuciosamente con el rostro como "y ese mono, ¿que ha hecho él?"
Quiere saber mi opinión en muchos aspectos nacionales y no oculto mis
opiniones, lo cual crea una discusión interesante. Admite que las
FF.MM. ha cometido violaciones de los derechos humanos pero que ya no.

"Estamos en guerra"

Falta revisar solamente a Diana Rojas, 18 años y estudiante de
comunicación social en una de las universidades en Bogotá. Demora
mucho la requisa y termina en que los oficiales la llevan de repente a
su "oficina" 20 metros más arriba de la orilla del río ,lo cual me
despierta la inquietud. La joven mujer, feliz de haber cubierto todo
el evento y haber filmado casi ocho horas de intervenciones, charlas y
denuncias, está llorando y con el colega Álvaro Angarita del semanario
VOZ, dejo al mayor Espítia para asistir a la joven colega.

"Ustedes están violando el derecho sagrado del periodismo, cuyos
convenios internacionales el gobierno colombiano ha ratificado y que
significa que no se puede revocar las fuentes periodísticas", le digo
a uno de los mandos militares que ha comenzado a revisar todos los
seis casetes de filmaciones del evento de los derechos humanos. El
veterano periodista Angarita subraya que están cometiendo un grave
error, violando el artículo 57 de la misma constitución. De la lancha
se escucha la delegada de la gobernación, María Teresa Cabrera Gómez,
gritando que "la niña vive en Cartagena de Chairá, así que ella puede
regresar después, tenemos prisa".

"Semejante solidaridad de una representante de las máximas autoridades
departamentales", pienso, y seguimos insistiendo hacia los militares
acusándolos de que lo que no lograron en Remolinos del Caguán, es
decir filmar a los asistentes, lo intentan de hacer a través de
revisar y quizás decomisar el material gráfico de esta joven periodista.

"Estamos en guerra", dice Juan Carlos Castillo, cabo segundo,
justificando su actuación de la revisión de todo el material
periodístico. Pero en un dos por tres se da cuenta de que sí,
efectivamente están cometiendo un grave error que le puede costar duro
y pide, igual que su colega, el sargento, disculpas y dice que la
joven periodista puede irse.

Una "minidetención"

Llegamos a Cartagena del Chairá y a algunos delegados les quedan
solamente cuatro horas para alcanzar el vuelo para irse a Bogotá. Pero
los uniformados no han terminado su cuenta con nosotros. En el mismo
pueblo comienzan otra vez un registro de todas las cédulas, uno por
uno inscritos en el cuaderno. Demoran.

"¿Y donde está Hollman Morris y sus dos acompañantes?", nos pregunta
un capitán de la Policía. "Nos tienen chequeados hasta el último
colega", pienso ante la pregunta. El capitán es demasiado agradable y
no sé cuantas veces me he saludado en mano estos tres días con los
oficiales de las FF.MM. de Colombia.

La chiva está llegando a Paujil y sólo falta menos de una hora antes
de llegar a Florencia, la capital de Caquetá. Un retén de la
contraguerrilla nos ordena bajar con todo el equipaje y con la cédula
en la mano.

"Usted, ¿cómo se llama?", me pregunta un tipo grandote. Le muestro la
cédula y me dice: "Venga conmigo, la Brigada nos ha comunicado".
"¿Sobre qué?", le pregunto. "No sé, que se va a presentar no más en el
Comando acá", y da la conversación por clausurada.

Caminamos unos 150 metros al comando de la contraguerrilla en Paujil.
Se comunica por la radio y ordena a un soldado quedarse en la entrada
conmigo. Un minuto más tarde aparece un oficial que me saluda y sólo
pregunta si soy periodista. La chiva nos ha alcanzado y varios colegas
salen angustiados para exigir una explicación de esa "minidetención".
Pero nada, sólo quería "verme" y que la Brigada les había comunicado.
Pero no dicen por qué.

La omisión periodística de El Tiempo

Como periodistas somos muy respetados por los uniformados, sobre todo
si llegamos como un grupo grande y si somos corresponsales
extranjeros. "¿Tienes dos discursos, uno para nosotros y otro para la
población civil?", le había preguntado al capitán Carlos Álvarez,
comandante del puesto militar en Peñas Coloradas. Éste hablaba tanto a
favor de los derechos humanos donde las fuerzas militares tienen que
respetar estos derechos. Después de escuchar las denuncias de la
población civil, no pude, por lógicas razones, llegar a una diferente
conclusión que sí, hay dos discursos.

El colega de El Tiempo, Andrés Caribello, un joven e inteligente
periodista con la carrera asegurada para el futuro, escribía en la
edición digital de su diario el domingo 19 de diciembre que los
retenes de las FARC duraron mucho más tiempo que los del Ejército,
como si esa no-verdad fuera lo más importante [El Tiempo, 19/12, 2004:
Viaje hacia el foro de los olvidados, Por Andrés Caribello]. Sin
embargo sostenía que los dos comandantes guerrilleros del 14 Frente de
las FARC ordenaban a los asistentes de bajarse de las lanchas casi con
tono hostil, cuando el encuentro fue en un ambiente lo contrario.

"Luego de una bienvenida rápida un hombre alto y cetrino, aferrado a
su fusil, comenzó a lanzar su mensaje, a veces en tono de arenga, a
veces coloquial y divertido, como un culebrero de pueblo", describía
Caribello el encuentro en Kamelias.

Y lo que no escribía este colega, no sé por ordenes de arriba o por
propia autocensura, era la modalidad de las fuerzas militares
colombianas de registrar, filmar y documentar a cada ciudadano que
tiene opiniones sobre el manejo de la política colombiana. No puede
ser que los comunicadores sociales fallamos en esta labor donde el
eslabón con la población puede romperse si no sabemos actuar
adecuadamente.

Porque la palabra "omisión" no solamente se aplica en los casos cuando
la Fuerza Pública se ha hecho la de la vista gorda ante las
barbaridades de los escuadrones de la muerte paramilitar, sino también
en el cubrimiento periodístico ante esas barbaridades.

Más todavía cuando se trata del único diario con cubrimiento nacional,
no importa que uno de los dueños sea el vicepresidente del país, la
verdad tiene que salir, de una u otra forma.

Y la guerra sigue

Regresado a Bogotá me encuentro en la noche con la noticia de que ha
habido fuertes combates en la región de Caguán. Son ocho soldados de
la contraguerrilla muertos y diez heridos.

Ricardo González, llamado el "ministro de exterior de las FARC",
sostiene en una entrevista realizada por el periodista español Pascual
Serrano, del portal Rebelión, que "en el sur de Colombia se encuentran
(las fuerzas armadas regulares) en una encrucijada sin salida porque
no contaban con la capacidad de una guerrilla militar e ideológica que
está utilizando las unidades tácticas de combate y la guerra diluida.
El ejército colombiano está teniendo 1.200 bajas al mes, entre muertos
y heridos. El número de lisiados por las minas es cada vez mayor, los
soldados caídos en emboscadas y por francotiradores son numerosos,
tambiénlosque son víctimas delamalaria y las lesmaniasis, unos 500
al mes. Se están produciendo amotinamientos de las tropas y se ha
querido mantener en secreto el secuestro hace un mes de un helicóptero
por parte de unos soldados que exigían que los sacaran de la selva".

"El Plan Colombia es un fracaso y todavía más el Plan Patriota. Las
FARC, como organización político-militar, no pueden ser vencidas por
las armas del Estado colombiano por mucho dinero e inteligencia
norteamericana que tenga. Es ese apoyo el que instiga la guerra y es
responsable de la muerte de miles de colombianos. Sin esa ayuda el
régimen fascista colombiano sería incapaz de mantenerse".

Fue la última entrevista que dio Ricardo González antes de que fuera
secuestrado por supuestos policías colombianos en Caracas, al mejor
estilo israelí.


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Mensajes

  • este periodista viene a pasar dos dias con la narcoguerrila y cree q ya save la historia del pais no es mas q otro d los q le da propaganda a las farc solo para ganar fama y dinero sin importarle el sufrimiento del pueblo colombiano,por q no diceq la guerrilla lanza bombas contra iglesias,niños mujeres embrazadas ancianos etc y produce miles d desplazados en un dia q el pueblo esta cansado y q la marcha mas grande en la historia del pais fue contra las FARC(terroristas) q no reespetan los ddhh, q asesinan al pueblo para sacear su sed d sangre
    asiq este aparecido q no venga a darcelas d importante deve ser un informante d las facr en el exterior
    att: colombiano orgulloso d las ffmm