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Reflexiones navideñas

Publie le Sábado 25 de diciembre de 2004 par Open-Publishing


Por: Prof. Juan Carlos Sánchez

Es Nochebuena y todos corremos apurados a comprar ese regalito para el abuelo, el padre o el hijo que, en su natural inocencia, espera a Papá Noel.

No nos detenemos por nada del mundo para seguir en la parafernalia del consumo incesante llamado por las luces de neón de los shoppings, de las vidrieras glamorosas que exhiben los modelos de última moda o los zapatos que se usarán en la temporada mientras ignoramos la existencia de muchos que seguramente, todavía, estarán buscando ese mendrugo que les permita apagar el incendio de su estómago crujiente, que les permita sobrevivir en este mundo tan alocado y tan injusto.

Seguimos girando por el carrusel impuesto por la caja boba y los parlantes de las radios, el que convoca a olvidarnos de nuestro ser para transformarnos en obsesivos y maníacos compulsivos dominados por el dinero, mientras nos olvidamos de quienes nos acompañan en nuestra vida sin ser nuestros parientes o amigos, pero son nuestros compatriotas en la desgracia: niños, jóvenes y adultos con o sin discapacidad que luchan en el barro de la pobreza y de la indigencia...

Corremos presurosos a nuestro ordenador y escribimos cartas falaces para demostrar nuestro dominio de la informática, para construir un cuento de colores en el cual se refleja nuestra frivolidad y nuestra mundanidad exacerbada mientras el Imperio ataca y contraataca sin piedad en Irak, blandiendo sus mortíferos brazos que exhibe ante quien ose despreciar sus órdenes.

Vivimos apurados y no tenemos tiempo de hablar con nuestros hijos, nuestra esposa o un amigo solitario que espera nuestra palabra de aliento, tampoco tenemos tiempo de verlos crecer, de mimarla por ser nuestra compañera de vida o de arrimarnos a prestar una oreja solidaria.

Aunque sea por este día, tratemos de disfrutar cada momento, cada minuto y segundo para que nuestra existencia recupere su vital sentido, y podamos sentirnos humanos y no, meros títeres de los multimedios...

De eso se trata, mis queridos lectores y amigos, de recuperar el ser extraviado en la mera banalidad, en la hipocresía sin tiempo y en la mundanidad inconsciente para volver a reconocernos, para volver a sabernos humanos y no, obsesivos y maníacos consumidores...

Feliz Navidad para todos.