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Reporte sobre las zonas afectadas en Chiapas (VI)

Publie le Jueves 3 de noviembre de 2005 par Open-Publishing

Camino de Siltepec, pueblo situado adentro de la Sierra Madre de Chiapas,
se encuentra el poblado de Maíz Blanco, donde el río se llevó un buen
trozo de carretera, incluido un puente del que no se ve marca alguna. Ya
en Siltepec, cerca de 50 personas se alojan en una sola casa, convertida
en albergue de los compas. Allí han llegado desde Toquián y sus diferentes
barrios, por lo que, aunque aquel poblado no está afectado, les escasean
los víveres. Por lo demás, temen dos peligros. El terreno "ya se partió
aquí arriba, a 300 metros", comentan, y cuando llueva se puede venir
abajo. El otro temor es que los víveres no puedan seguir llegando, pues
toda la zona que los rodea está afectada o es de riesgo, y los caminos
pueden cortarse.

Es tierno y esperanzador acostarse en la casa-albergue de los compas con
sus risas, y despertarse con los juegos de cama, la alegría revoltosa de
los muchos niños que allí duermen. Uno de los padres, Mateo, narra con
entereza: "el 4 y 5 de octubre fue el día más triste en Toquián. Tengo 47
años, y nunca en nuestra vida habíamos visto una desgracia como esta. Es
una gran historia y Dios sabe si nuestros hijos o nietos vivirán algo así.
Sobre las 11 de la noche, después de dos días que había dejado de llover,
vino el derrumbe. Nos trasladamos a una parte que no se derrumbó." "El
panteón todo se vino", añade otro. Unas casas, antes situadas en llano,
han descendido unos diez metros, aparentemente intactas, pero con la
estructura dañada. Otras muchas han desaparecido al convertirse el llano
en una desgarrada "V". La carretera está cortada, y ya no tienen
confianza. La lluvia se puede llevar lo que queda.

Mateo explica que él dio el aviso: "aquella noche, al salir a mi baño, ví
que tronó, y dos casitas también tronaban." Se sentía como un temblor. El
deslave empezó desde abajo, para ir derrumbándose cada vez partes más
elevadas de terreno, "se fueron 17 casas y se perdieron 800 cuerdas de
café (unas 80 hectáreas)". Los compas perdieron 20 de esas hectáreas, y
aunque sus casas no cayeron, están en zona de riesgo. "Estamos tratando de
buscar otro sitio, porque no es confiable. Está todo partido (el
terreno)", añade Mateo. Hacen guardias donde están sus casas deshabitadas,
porque sino los pueden desalojar por su condición de zapatistas. Les
robaron una motosierra en cuanto abandonaron el lugar. "Unos con la pena y
otros con la pepena (recogiendo)", ironiza Ramón.

Las Nubes, barrio de Toquián, está en medio de dos barrios hundidos, según
cuenta Julio, por lo que es zona de alto riesgo. Allí perdieron cuatro
casas y toda la cosecha, además de cafetales enteros que se llevó el
deslave, junto con sus animales. "Estuvimos en incomunicación, 5 u 8 días.
El río no nos permitía llegar a por víveres. Tomábamos el agua de las
goteras, por eso los niños tienen gripa y descomposición." Además,
continúa Julio, "va a estar difícil cosechar porque está en zona de
riesgo". "Como grupo nos estamos ayudando, pero cuando se agota... De todo
se nos perdieron: animales, leña... y no podemos trabajar." Para
agravarlo, los precios se han exagerado.

En el barrio de La Laguna también han perdido milpas y cafetales, además
de tener sus casas en peligro, muy cerca de los derrumbes. Oscar explica
que el Gobierno no está tomando medidas para proteger a su gente en las
zonas de riesgo. La ayuda que sus vecinos recibieron fue de otros
municipios y de ONG’s. La del Gobierno apenas ahora está llegando, aunque
solo darán casa a los que la han perdido, no a los que la tienen en zona
de riesgo (obviamente, no hablamos de los zapatistas). Por otra parte, en
el barrio de Unión San Lucas, hay 4 compas en peligro, pues toda la zona
de alrededor está partida, les da temor que "cuando llegue el verano, que
vaya a empezar a llover y se vaya todo." Nos cuentan que "fue la sociedad
civil la que se movió, sin distinguir a nadie. Trayendo agua... aunque una
vez allá empieza la división."

Otro agravante es la escasez de agua. Los deslaves arrancaron muchas
mangueras. Para tomar agua, muchos recogen la poca que pueden con embudos
conectados a las canalizaciones de los tejados de sus casas.

Como se ve, su principal patrimonio, el café, y el terreno en general, ha
sufrido graves daños, en algunos casos totales. Gran parte del terreno que
se ha salvado está en zona de riesgo, y en otros se ha echado a perder la
cosecha, por lo que "va a haber una crisis económica. Aunque haya cosas en
las tiendas, no habrá con qué comprarlo... Harán falta apoyos, proyectos
productivos", comenta un compa.

En conclusión, aunque la ayuda de la Junta llegó rápido y sigue llegando
en estos días, las necesidades para la reconstrucción son todas las que
quepa imaginar. Aún con el apoyo recíproco que se brindan unos a otros y
la ayuda que vaya llegando, el camino va a ser largo y difícil.

Firmado: Colectivos de Solidaridad con los Zapatistas

Chiapas, 31 de octubre de 2005