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Ultimo informe general sobre las zonas afectadas en Chiapas

Publie le Lunes 7 de noviembre de 2005 par Open-Publishing

Informe final sobre las bases de apoyo zapatistas afectadas por el huracán
Stan en las zonas sierra y costa, Municipio Autónomo Tierra y Libertad,
Caracol de la Realidad

A los colectivos de solidaridad de Europa y el mundo
A quien corresponda:

Aunque la atención de los medios y la ayuda oficial se enfocan en el
huracán Wilma, perduran los efectos del huracán Stan, que pasó por
diferentes estados de México y destruyó todo lo que tocó a su paso a
principios de octubre. "Nunca en nuestra vida hemos visto algo similar",
dice la gente en estas regiones, gente pobre y humilde en su mayoría.

Al sur de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, pueblos enteros en
el campo, en las montañas y en la costa y colonias enteras en las ciudades
desaparecieron del mapa. Allí viven, trabajan y resisten, se organizan y
luchan, hombres y mujeres, bases de apoyo zapatistas, entre ellos muchos
no indígenas.

Durante 4 o 5 días, agua y tierra, lodo, troncos y ruinas que el huracán
arrastró en su paso, destruyeron casas y despojaron familias, sepultaron
pertenencias, destruyeron cultivos. Las bases de apoyo zapatistas
sufrieron muchos daños. Che Guevara, una comunidad autónoma en la zona
sierra, desapareció completamente, junto con el centro autónomo de
capacitación de promotores de educación y de salud de toda la zona, que
hacía tres meses que había empezado a funcionar. Los zapatistas, los
compas como ellos mismos se llaman, perdieron sus casas, sus cultivos de
maíz y sus cafetales, la tierra misma y todo lo que tenían. Ahora hay que
conseguir tierra para reconstruir todo, sus vidas.

La mitad del pueblo de Toquián, antes en la cumbre de la montaña, hoy se
encuentra totalmente derruido. Las casas desaparecieron, quedaron
sepultadas, o se desplazaron varios metros, cuando la tierra de la montaña
empezó a derrumbarse tras las lluvias. Los cafetales y milpas quedaron
totalmente afectados, perdiéndose toda la cosecha. Unas familias
zapatistas tuvieron que abandonar el pueblo, mientras que otras siguen
viviendo en sus casas, con el peligro de que la tierra, que ya está floja,
vuelva a ceder. Todo el terreno es de riesgo, por lo que no hay lugar para
cultivar ni construir sus casas.

La situación en Motozintla, en esta misma zona, no es diferente. La ciudad
está medio destruida, los compas han perdido algunas casas, pero lo más
grave es la mala calidad del aire que respiran. Se ve a mucha gente
utilizar mascarillas a causa del permanente polvo que invade la ciudad.

En la ciudad de Huixtla, de la zona costa, colonias enteras quedaron
sepultadas, otras desaparecieron. Las bases de apoyo zapatistas perdieron
sus casas, además de sus triciclos, con los que se ganaban la vida
trabajando como taxistas y vendedores ambulantes. En Tapachula también
quedaron afectadas varias casas y se perdieron muchísimas pertenencias. La
escuela autónoma quedó sepultada en el lodo. Se desconoce el alcance total
del desastre, pues muchos zapatistas se mantenían incomunicados. Por otra
parte, los pescadores, bases de apoyo, en Puerto Madero y en El Arenal ya
no pueden pescar. En El Arenal, aparte, perdieron casas y cayucos, y sus
reservas de agua quedaron contaminadas. La vida de sus niños, por lo
demás, está en peligro por las enfermedades que traen las aguas estancadas
que dejó el huracán, y el calor insoportable que caracteriza la zona,
convertida en un potencial foco de dengue y malaria.

A un mes del paso del huracán, las necesidades son muchas y urgentes para
toda la gente. La ayuda que el gobierno entrega a la población pobre es
poca, comida para un día y poco más, es decir nada para hombres y mujeres,
familias enteras que han perdido todo. Las bases de apoyo zapatistas, como
siempre, no piden ni aceptan ningún tipo de ayuda gubernamental. Ellos
mismos se organizan y se apoyan unos a otros, y así sobreviven. La primera
ayuda reunida por la Junta de Buen Gobierno de La Realidad (comida, ropa y
medicinas para cubrir las primeras y más urgentes necesidades), llegó lo
más rápido que se pudo, y sigue llegando con el apoyo de las comunidades y
de la sociedad civil. Los zapatistas afectados siguen con corazón y
fuerza. La fe en la lucha y la solidaridad de sus compañeros los alimenta
para seguir viviendo, o sea para seguir luchando, para reconstruir sus
vidas, para fortalecer su autonomía, una vez más empezando de cero... En
esta etapa han de reconstruir, además de sus casas, sus medios de
producción y subsistencia para no perpetuar sus necesidades. Sería
importante que el esfuerzo de apoyo y solidaridad internacional tuviera en
cuenta esta realidad.

Firmado: Compas internacionales presentes en Chiapas

Para mandar su apoyo, contacte con uno de los colectivos de solidaridad
con los zapatistas