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Buen Gobierno y Educación: la responsabilidad irrenunciable del Estado

Publie le Viernes 3 de febrero de 2006 par Open-Publishing
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Por Rosana Lecay (1)

En días pasados, fui invitada a participar en el Foro Internacional Michoacán sobre Gobernabilidad y Desarrollo Democrático. Un importante espacio de reflexión donde tuve la oportunidad intercambiar ideas y aprender de brillantes personalidades del ámbito político, académico e intelectual de México, España, Chile, Argentina, Costa Rica y República Dominicana.
Algunos puntos de vista que llevé a dicho Foro trato de reproducirlas en esta líneas:

Un ilustre compatriota mío, Jorge Luis Borges, dijo en alguna oportunidad: “Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos”. No es que yo adhiera a esta postura, pero Borges era un provocador, y yo pretendo, en la medida de lo posible, y con mis innatas limitaciones, provocar también la reflexión sobre el objeto, los alcances y las obligaciones del gobierno, particularmente en el tema educativo, punto neurálgico del desarrollo.

Las reformas que se aplicaron en América Latina en la década de los noventas, no tuvieron el efecto esperado. La región presenta hoy signos de evidente agudización de la pobreza, desempleo o empleo no digno y una inequitativa distribución de la pobreza.

Las reformas aplicadas, tal como lo afirma Ivancich, deterioraron la capacidad de intervención y de regulación del Estado para dar respuesta a las demandas sociales, cada vez mayores.

Por otro lado, ha crecido la desconfianza de los gobernados en la clase política. La ciudadanía percibe una fuerte distancia entre ellos y sus demandas y los políticos. Como si ser ciudadano y ser político fueran estancos separados, cuando en realidad, un político es, antes que nada, un ciudadano que decide trabajar por el bien común. Esta profundización del abismo entre ciudadanos y políticos ha debilitado a las jóvenes democracias latinoamericanas, que perdieron la credibilidad ante sus ciudadanos como mecanismo para dar cabida a sus reclamos y necesidades.

La democracia, no lo dudamos, es un elemento capital de estas transformaciones, pero sin embargo no es suficiente. La crisis de los Estados de la década de los noventas pone en evidencia, como afirma el Dr. Luis Aguilar, que hay estados que no gobiernan o lo hacen forma negativa. El Dr. Raúl Alfonsín, como candidato a la Presidencia de Argentina, después un doloroso y oscuro período de dictadura militar, decía en su slogan: “Con la democracia se come, con la democracia se educa, con la democracia se sana”. Hoy sabemos, que si bien la democracia es un valor fundamental para construir una nación, necesitamos algo mas, necesitamos un Buen Gobierno.

La sociedad toma conciencia de que la solución a los problemas sociales (inseguridad, desarrollo, pobreza, empleo, migraciones, educación) no se encuentra exclusivamente en manos de los gobiernos, lo que da lugar a la aparición de nuevas forma de participación, asociación y coordinación entre el Estado y las organizaciones de la sociedad civil, apartándose de la unilateralidad del Estado. Se toma distancia del antiguo modelo jerárquico, en el que el Estado ejercía su poder soberano. El nuevo estilo de gobernar demanda mayor participación y cooperación entre el Gobierno y las instituciones privadas para el diseño e implementación de instrumentos de política, pero también un mayor compromiso por parte de la sociedad. El gobierno debe asumir la posición de coordinador de esfuerzos, sin llegar a la subordinación, creando una red de interdependencia entre los distintos agentes.

Ha habido mucha confusión con respecto a los conceptos de gobernabilidad y gobernanza, tal vez, debido la imprecisión de las traducciones. La lectura de abundante bibliografía y documentos sobre el tema nos permite concluir que la gobernabilidad se refiere a la gestión política, a las interacciones y a la creación de espacios públicos de debate y formulación de políticas y la gobernanza al ámbito administrativo de la gestión de gobierno o esfera de operaciones, que permitan llevar a cabo estas acciones antes consensuadas con los actores sociales. Pero, definitivamente, hay un área común, en la que ambos conceptos siguen mezclados, concretamente en lo que respecta a la creación de espacios y mecanismo que permitan la participación de la sociedad civil, para que se institucionalicen y se comprometan a desarrollar las políticas acordadas.

Pero también es importante destacar que en nombre de la gobernanza y de la gobernabilidad, muchas veces el Estado se ha desligado de responsabilidades que le son inherentes. La inseguridad, provocada por la falta de empleos, no es un problema de gobernanza, es un problema de gobierno. La baja calidad de la educación y los sistemas educativos excluyentes no son un problema de gobernanza sino un problema de gobierno. La migración masiva no es problema de gobernanza, sino un problema de gobierno. El Estado no puede desasirse, en nombre de la gobernabilidad, de responsabilidades que le competen. Y si bien para dar respuesta a estas demandas puede actuar como coordinador de las acciones de diferentes actores sociales, siguen estando en su esfera de responsabilidad.

El desarrollo de la gobernanza, según Mayntz, demanda la existencia de ciertas condiciones: a) Dispersión del poder en la sociedad, lo cual no implica la atomización ni el debilitamiento del poder. La fortaleza de la autoridad política no es omnipotencia, y se requiere de un contexto democrático. B) Disposición de recursos, no sólo su asignación sino también la instrumentación de mecanismos para su uso eficiente y transparente. C) Fortaleza y organización de la sociedad civil, lo cual implica igualdad ante la ley y derechos compartidos, compromiso con los valores e independencia del poder político de los actores sociales (sindicatos, empresas, organizaciones no gubernamentales). D) Elevado nivel educativo. La conciencia cívica y el compromiso es característico de sociedades con buen nivel educativo. Creemos que debe fomentarse desde los salones escolares un compromiso consistente con la sociedad, como podemos verlo en democracias jóvenes, como la española y la italiana. No es fácil que se den todas estas condiciones en forma simultánea, y creemos que existe la necesidad de que se trabaje en el desarrollo de las mismas desde la escuela.

Al abordar el tema de la gobernanza en los sistemas educativos debemos puntualizar que la educación ha sido tradicionalmente en América Latina, un derecho de la sociedad y un servicio brindado por el Estado para asegurar el nivel de vida y la adquisición de competencias que permitan la inserción en el mercado laboral, para lograr, así, la ansiada movilidad social.

Debemos aceptar ciertos hechos: a) el nivel educativo ha seguido creciendo, pese a las fuertes transformaciones sociales, económicas y políticas; b) la mejora de la cobertura y calidad de la educación supone abordar temas que van más allá de las cuestiones del financiamiento y el contenido y C) el pilar fundamental del proceso educativo en América Latina sigue siendo el Estado.

Maestros, padres de familia, alumnos y medios de comunicación deben trabajar para lograr la conciencia de que deben formar parte de un sistema, y destaco la importancia de la tarea de los sindicatos de la educación para lograr el vínculo entre la vida escolar con el mundo laboral y los demás actores sociales.

El desarrollo de la gobernanza en la educación latinoamericana tiene varios pendientes como: la promoción de la responsabilidad social sobre la educación; la necesidad de aumentar la participación de padres de familia y comunidades educativas; la introducción de mecanismos de rendición de cuentas y acciones que permitan generar sistemas educativos gobernables, democráticos y que den respuesta a las demandas sociales.

Las propuestas que podrían dar respuesta a estos interrogantes están en la formación de cuadros democráticos de gestión y dirección que permitan involucrar al maestro en las decisiones de fondo del proceso educativo evitando que sean solo operadores; cambio de la burocracia educativa que permita el acercamiento con el gobierno y la formación de consensos en el ámbito educativo y el afianzamiento del compromiso de todos los actores sociales del proceso educativo, generando espacios de debate y reflexión democráticos y la definición de responsabilidades de cada uno de los actores del proceso.

Participar y comprometerse con la sociedad es camino y solución. A esto apunta el joven e prestigioso intelectual español, el Dr. Juan Carlos Monedero, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, y personaje inefable, cuando dice:

“Recuperar la política es recuperar un espacio tan de todos y tan de cada uno como el aire y el agua que respiramos y bebemos. Aunque también el aire y el agua se estén privatizando.”

(1) Investigadora de la Fundación para la Cultura del Maestro A.C
rlecay@maestros.org.mx ; rlecay@prodigy.net.mx

Mensajes

  • Estimada Rosana: comparto la necesidad de que el Estado asumas ciertas responsabilidades. La educación es una de ellas. No estoy peleado con la educación privada, pero la educación no debe considerarse un bien más que se compra en el mercado, sino un derecho de los pueblos. Antonio Vertiz J.

  • Totalmente de acuerdo en la necesidad de ampliar la participación ciudadana. Desafortunadamente, muchos gobiernos latinos han demostrado el desinteres de sacar a sus regiones del subdesarrollo, por enfocarse mas bien (nuestros políticos) al desarrollo de sus propios intereses. Solo la participación ciudadana puede hacer un contrapeso contra las instituciones y funcionarios corruptos y no comprometidos con su mandato. Ya es tiempo de que los políticos sepan que no acceden al poder, sino a un mandato. En todo caso, el poder les es otorgado transitoriamente para cumplir sus funciones.

    Javier Rivera S.

  • La participación ciudadana es lo que logrará ubicar al Estado en lo que le corresponde. S.PFdez.

  • Los gobiernos latinoamericanos aún se esfuerza por encontrar el justo papel que les corresponde. Peor las demandas sociales rebasan sus posibilidades.La situación se torna cada vez más dificil, ninguno de los sistemas económicos aplicados han logrado los objetivos propuestos. ¿Habrá salida para nuestros pueblos? Yo creo en la participacion ciudadana, en no depender solamente del gobierno.

    Joaquín Demetrio L.

    • La participación también requiere de determinadas condiciones que America latina aún debe desarrollar. Empezar por la educación es el camino.
      Diego Lozana Ferriz