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El juego de EU en la crisis

Publie le Domingo 23 de enero de 2005 par Open-Publishing

El apoyo a Colombia en la disputa con Venezuela es ante todo un ataque a Chávez. La apuesta de Uribe es riesgosa.

Diplomacia, al tablero

Las fogosas declaraciones que empezaron a salir de Bogotá y Caracas desde el viernes pasado, cuando estalló la crisis diplomática por el caso Granda, ponen en evidencia el manejo lamentable que se le dio al problema entre los dos países desde un comienzo. Así lo dicen expertos consultados por El Espectador.

Aunque hay que reconocer que en los últimos días los dos gobiernos le bajaron el tono a la confrontación y empezaron a usar los canales diplomáticos dispuestos para la solución de este tipo de inconvenientes, la tensión continúa y está tomando alcances internacionales.

Este periódico conoció que asesores del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, le sugirieron aplazar indefinidamente el encuentro que el mandatario tenía la próxima semana con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, porque no querían que la visita fuera interpretada como un espaldarazo en la actual crisis.

Durante la reunión Zapatero y Chávez suscribirían un convenio comercial mediante el cual el país ibérico se comprometería a fabricar en sus astilleros navales dos barcos para el transporte de petróleo y una fragata de guerra. Una llamada del presidente Álvaro Uribe, recomendando a Rodríguez Zapatero no asistir a la cita, habría influído en la decisión del mandatario español de no ir al vecino país.

Para algunos expertos, este tipo de epísodios denotan la precariedad de la diplomacia de los dos países. Según ex diplomáticos colombianos, el problema es la visión que se tiene de las relaciones internacionales. “Esa percepción tan local y básica del problema llevó a un desbordamiento de la tensión bilateral con un resultado que todavía está por cuantificarse.

Europa, otra vez

Pero no sólo con este caso se discute la política exterior colombiana. El tema pasará al tablero el próximo 7 de febrero, cuando el presidente Álvaro Uribe inicie su gira por el Viejo Continente. Después del controvertido viaje del año pasado, la Cancillería deberá demostrar si logró diseñar una estrategia persuasiva y eficaz.

El último comunicado del Consejo de Ministros de la Unión Europea, publicado en diciembre de 2004, evidencia avances significativos en el apoyo de la Unión Europea al Gobierno colombiano. Y este es un resultado importante a destacar. Pero, más allá de la cordialidad de los comunicados oficiales, está aún por verse en la arena bilateral si la Cancillería colombiana consiguió engranar de forma convincente una gestión internacional que intente, en difíciles terrenos, defender políticas que son aún miradas con desconfianza en amplios sectores europeos.

Si bien el gobierno de Uribe y su política de seguridad democrática se beneficiaron del clima internacional que existe de lucha contra el terrorismo, su obstinación por sacar adelante un proceso no muy claro para los europeos con los paramilitarismo y sus declaraciones y las de sus ministros en contra de algunas ONG, hacen que el mandatario colombiano despierte más dudas.

Como explica Gunter Maihold, de SWP, gabinete asesor del ministro alemán Gerhard Schröeder en relaciones internacionales, “es cierto que algunas ONG europeas se identifican con la causa de la revolución que proclaman las guerrillas, y la donación de la ONG Rebelión a las Farc así lo demuestra”. Aclara, “a Uribe le ha faltado estrategia y audacia diplomática para denunciar ciertos asuntos poco claros”.

Una investigadora belga, experta en América Latina opina que “aquí algunas instituciones trabajamos en silencio tratando de normalizar las relaciones entre el Gobierno y las organizaciones civiles, pero cuando el Presidente reacciona de forma agresiva y algunos de sus ministros le hacen eco, nos toca recomenzar de cero”. Y añade: “Puede que muy pocas ONG, con voluntad o sin ella, les hagan el juego a los ilegales armados, pero esto se ha convertido en la excusa perfecta de la incapacidad de algunas representaciones diplomáticas. Excusarse en el lobby guerrillero es demasiado fácil”.

Harold Nicholson, un británico experto en diplomacia, asegura que la veracidad y la precisión son fundamentales en el momento de estructurar un discurso para legitimar una jugada política. La investigadora belga le suma a esto la dialéctica y el conocimiento profundo de la cultura del país al que se llega. Expertos y diplomáticos europeos consultados por El Espectador coinciden en que por ahora algunas, más no todas las representaciones colombianas en Europa, fallan en estas condiciones.

Más estrategia

Cuenta la experta belga que durante muchos años, en Bélgica no ha habido un embajador que hable flamenco, que es la lengua del 65% de la población, que tiene el poder económico del país y uno de los idiomas en que se imprimen importantes periódicos. “En temas de cooperación policial, por ejemplo, el enlace que fue enviado por parte de los colombianos no habla ni francés, ni inglés. La policía belga mandó un comunicado solicitando una persona que hablara algo más que español. La respuesta de Colombia llegó cuatro meses después, en español”, dice.

Sin embargo, dice un alto representante español “es imposible dejar de mencionar el excelente desempeño de algunas embajadas de Colombia en Europa. La gestión de algunos ha alcanzado, desde el gobierno Pastrana y en países como España, Francia o Alemania, entre otros, logros económicos y políticos sin suficiente reconocimiento en el país”.

Otra investigadora se expresa incrédula por la incapacidad colombiana de construir agendas estratégicas. “Yo me pregunto si conocen las instancias europeas, los procesos de decisión, el enjambre de las direcciones y las subdirecciones que son claves para hacer el lobby”.

Cuenta que, “un diplomático colombiano me dijo que estaba tranquilo al respecto, pues tenía un documento que explicaba toda la Unión en 35 páginas. Yo me quedé sorprendida, pues llevo 20 años entendiendo los procesos europeos y todavía tengo dificultades”.

“Colombia no ha querido entender que la diplomacia no es sólo sentido común y olvida que dirigirse a una democracia europea es dirigirse a un estado de opinión”, dice un diputado español, mientras otro critica que “algunos embajadores se contentan con concertar citas de alto nivel, cuando lo que importa es el significado y la forma como se cristalizan esos encuentros”.

Álvaro Uribe enfrentará el segundo round de una batalla que se anuncia de nuevo difícil en los próximos días. Hace un año prometió presentar rápidamente una ley de verdad, justicia y reparación, y 365 días después se aventura a regresar para decir que está aún en proceso. El tema no será fácil pues en España le esperan serios reparos en el tema de derechos humanos y en Francia, amplios sectores consideran que si Ingrid Betancourt continua secuestrada y el acuerdo humanitario no ha avanzado, es por que el gobierno colombiano no ha mostrado un real interés.

La Cancillería asegura tener los mejores diplomáticos que trabajan intensamente. Sólo les queda demostrar haber comprendido que para acrecentar respaldo económico pero sobre todo político, es importante, además de avanzar en las promesas de marcos jurídicos para procesos de paz, aplicar un discurso pedagógico y común, una disposición de escucha y una capacidad para la autocrítica. “Sabemos que el camino es empinado, pero con menos arrogancia y más estrategia”, como dice la investigadora belga, poco a poco el país será escuchado.

Contribuyeron en este informe: Natalia Orozco, París; Edwin Martínez, Nueva York, y Angélica Lagos.