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Foro Porto Alegre

Publie le Jueves 27 de enero de 2005 par Open-Publishing

La veleta

Por Ignacio Ramonet

DESPUÉS de una escapada en 2004 a Bombay, en la India, vuelve este año, por cuarta vez, el Foro social mundial a su base de Porto Alegre en Brasil. Comienza hoy, aunque ha sido precedido por el Foro mundial de jueces y el primer Foro mundial de la información. He intervenido en estos dos, y lo voy a hacer en varios paneles del Foro social mundial. El sábado intervengo, junto con mi amigo José Saramago -que viene por primera vez y será sin duda acogido de manera grandiosa- en un panel titulado «Quijotes en el Foro» que organiza la comisión ejecutiva del IV centenario de la publicación del Quijote. Otros momentos fuertes lo constituyen las intervenciones de los presidentes Lula y Chávez. Y se rumorea que el propio presidente del gobierno español también se acerque al Foro.

Todo esto desmiente la tesis de los que pretenden que el Foro ya no suscita el entusiasmo de antaño. Es indiscutible que las cosas han evolucionado desde que lanzamos el primer Foro en 2001, y que ahora se le está exigiendo más capacidad para proporcionar un programa de acción al conjunto del movimiento altermundialista. Al retomar la bandera de la protesta, los insumisos de hoy intentan poner la primera piedra de un nuevo espacio de representación mundial, cuyo puesto central debería corresponder a la sociedad civil internacional.

En Porto Alegre se reúnen los condenados de la globalización. Es un acontecimiento innovador. Y esos marginados y excluidos descubren la alegría de estar juntos, y comprueban que su reunión asombra al mundo. Y atemoriza a los amos del planeta. Por la lista de reivindicaciones indispensables para salir del horror económico. Ha llegado el momento de fundar una nueva economía basada en el principio del desarrollo sostenible y que tenga al ser humano como preocupación central. El desmantelamiento del poder financiero exige un gravamen significativo de las rentas del capital, y de las transacciones especulativas sobre los mercados de cambio -tasa Tobin-. También hay que establecer un sueldo base incondicional y universal, concedido a cada individuo desde que nace, obedeciendo al principio de que todo ser humano tiene derecho a ese sueldo vital por el simple hecho de vivir, y no para vivir. Es necesario devolver a los países del Sur al lugar que les corresponde: aumentando la ayuda al desarrollo; promoviendo economías basadas en los propios recursos del país; fomentando el comercio justo; invirtiendo en educación, vivienda y salud; exigiendo la protección de las minorías indígenas ; facilitando el acceso al agua potable... Utopías hasta ayer, convertidas en objetivos concretos para este siglo XXI.


Fuente: Diario de León