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Uruguay, la compleja transición interna : Primer merequetengue

Publie le Miércoles 24 de noviembre de 2004 par Open-Publishing


¿Qué es, en definitiva, lo que está discutiendo la izquierda? ¿Quién será el
candidato a intendente de Montevideo? ¿Los cargos del gabinete? ¿Cuál debe ser
la política municipal para la capital? ¿Qué incidencia tendrá cada sector y hasta
dónde llegan los derechos de la primera fuerza de la izquierda? Lo innegable
es que, dos semanas después de las elecciones, estalló el primer conflicto en
el cuadro ganador.


por Guillermo Waksman

Lo dice Perogrullo: un partido no es igual a sí mismo en la oposición que en
el gobierno. Todo cambia. La cancha se marca antes de asumir, precisamente cuando
se definen los cargos. Se descuenta que hay un programa común y que habrá, desde
el Poder Ejecutivo, una orientación general para las distintas áreas de la gestión.
Pero no es indiferente quién esté al frente de cada una de ellas. La selección
del titular de una secretaría de Estado o del candidato a una Intendencia ya
está determinando el acento de la política que desde allí se intentará llevar
adelante, y el ministro o el jefe comunal de que se trate pondrá su propia impronta
y la de su sector.

Por eso tiene su lógica que las primeras dificultades hayan sido con "la transición interna", con ese asumirse como fuerza de gobierno, y no en la transferencia de responsabilidades del gobierno saliente al entrante, que por cierto no será sencilla, pero que vendrá después.

El 31 de octubre confirmó el nuevo mapa de la izquierda, en el cual la primera fuerza es el Movimiento de Participación Popular (MPP), que entre sus muchas características tiene la de ser más rica en respaldo electoral que en cuadros de gobierno. Y antes de la elección ya eran perceptibles otros dos cambios muy claros en la coalición de izquierda. Uno es que hay tres primeras figuras, que más allá de los sectores a los que pertenecen, de las posiciones que ocupan y de la popularidad de cada uno, tienen un papel descollante: Tabaré Vázquez, Danilo Astori y José Mujica. El otro cambio es que, a medida que aumenta el número de decisiones a tomar, se reducen los ámbitos en que ellas se adoptan. Esta tendencia se notó en la campaña electoral, se advierte ahora en la etapa de preparación del gobierno y es inevitable que se incremente durante su ejercicio.

La experiencia política enseña que a la hora de asignar responsabilidades lo mejor es equilibrar ambos elementos -la capacidad personal para cada cargo y el respaldo electoral del sector- sin dejar de considerar un tercer factor, el de la confianza personal de quien estará al timón. Vázquez lo sabe muy bien, y los tuvo muy en cuenta durante su gestión como intendente de Montevideo. Si bien tiene muy presentes los tres aspectos, para él pesan más el primero y el tercero. Cuando hace un par de meses pidió a todos los sectores que le propusieran nombres si llegaba el momento de asignar las responsabilidades de gobierno -ministerios, entes y demás-, les adelantó que se manejaría con dos criterios: no se regiría por la tradicional cuota política y, siempre que fuera posible, nombraría por ejemplo a un ministro de un sector y a un subsecretario de otro, para evitar que una organización partidaria tuviera el control total de una secretaría de Estado.

En esta misma lógica es comprensible que a Vázquez no le pareciera bien la idea de los megaministerios, encaminada a distribuir el gabinete en tres grandes áreas: la económica, la productiva y la social. Lo que menos le gustaba era el planteo de Mujica, quien estaría al frente del área productiva, de que sólo tuvieran rango de ministro los titulares de los megaministerios, mientras que al frente de Industria y Energía, de Ganadería, Agricultura y Pesca, de Transporte y Obras Públicas y de Turismo no hubiera más que subsecretarios.

Sin duda eso contribuyó a que decidiera empezar a trabajar con la estructura ministerial vigente y examinar dentro de un tiempo su eficacia, modificándola en caso de que se considerara conveniente después de evaluar cómo funciona realmente. Ese mecanismo también fue el que aplicó en la Intendencia de Montevideo; cuando cambió la estructura del gobierno municipal -no de entrada sino después de un año de gestión- aprovechó la oportunidad para relevar de sus cargos, en medio de esos movimientos, a algunos funcionarios cuyo desempeño simplemente no le satisfacía.

EL ESTALLIDO DE MUJICA. Las aspiraciones del MPP en materia de responsabilidades de gobierno no constituyen una novedad. En una entrevista que concedió a BRECHA el 20 de agosto último, el dirigente Eduardo Bonomi, hoy diputado electo y probable senador, sugería ya que su sector quería estar al frente de la Intendencia de Montevideo y del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), para el cual, decía, "además del compañero más indicado, tenemos 150 técnicos agropecuarios". El actual diputado y senador electo Ernesto Agazzi -aludido como "el compañero más indicado"- no sólo es el nombre que tendría ya decidido Vázquez para esa secretaría de Estado (véase recuadro), sino que cuenta además con el respaldo unánime de los sectores del EP-FA.

En el caso de la Intendencia de Montevideo (IMM), en cambio, el panorama es bastante más complicado. Si el candidato fuera Mujica, seguramente tendría de los demás sectores frenteamplistas el mismo respaldo que Agazzi para el MGAP. Pero no lo es: en el propio MPP se entiende que su primer senador es hoy una figura de proyección nacional y predomina la idea de que al gobierno del EP-FA no le conviene relegarlo a una Intendencia, por más que sea la de Montevideo. Su postulación la manejó él mismo sólo para el caso de que no hubiera candidatura única, más que nada como un recurso retórico, o lisa y llanamente como un desafío (si no aceptan al compañero que nosotros postulemos tendrán que competir conmigo). Lo hizo además en un contexto de irritación que daba lugar a pensar que, en caso de ganar, dejaría su lugar a un suplente que no sería otro que el dirigente postulado por el MPP.

El planteo de Mujica de que el candidato único a la IMM fuera un dirigente del MPP trascendió por una nota de La República, recogida en la tapa de la edición del domingo 14. Según dijo Bonomi a BRECHA, hay que tener en cuenta que no fue un reclamo público de ese sector, sino una respuesta afirmativa a una pregunta del periodista. Éste sabía que, en medio de una negociación, dirigentes de la Alianza Progresista (AP) trasmitieron a sus interlocutores del MPP, buscando su respaldo, sus propias aspiraciones con respecto a varias intendencias del Interior.

Bonomi admitió que este tipo de conversaciones se vienen manteniendo entre todos los sectores. En la nota de La República Mujica mencionó a cuatro dirigentes de su sector como candidatos a la IMM (Lucía Topolansky, Hugo Díaz, Luis Rosadilla y Julio Baraibar); recién al día siguiente, entrevistado en la radio El Espectador, se pronunció por uno de ellos, el diputado electo Rosadilla, destacó su condición de obrero panadero, sostuvo que en este país existe la tendencia a creer que sólo los universitarios están capacitados para ocupar cargos de gobierno y señaló que, por eso mismo, en Uruguay Lula nunca hubiera llegado a ser presidente. Fue en esa ocasión que además cuestionó posiciones de otros sectores frenteamplistas; en especial de la Vertiente Artiguista (VA), a la que atribuyó haber reservado para sí la mayor parte de los cargos jerárquicos de la IMM ("tienen el monopolio de la capacidad, por lo visto los demás somos todos tarados"), y del Partido Socialista (PS), al que imputó haber hecho pesar en 1999 su condición de primera fuerza para designar a 13 candidatos a intendentes del Interior, lo cual, según dijo, llevó a que el EP-FA perdiera algunas comunas que con otros candidatos habría ganado. Mujica protestó asimismo porque, según dijo, al MPP antes se le negaban responsabilidades porque se afirmaba que tenía poco respaldo electoral, y ahora que es mayoría esas responsabilidades tampoco se le asignan con el argumento de que sus dirigentes no tienen la suficiente capacidad.

Rosadilla, entrevistado el martes 16 en Dicho y hecho (Canal 10) y al día siguiente en el programa En perspectiva (El Espectador), se pronunció en la misma línea. Dijo que era necesario desmitificar la función pública y que los gobernantes no deben tener respuesta para todo, sino manejarse con una concepción política sobre las prioridades y fomentar la creación de equipos. Sostuvo que "hay sectores que tienen una mirada aristocrática de la política. La política parece un área reservada a determinada gente y a otra no, parece algo que necesariamente tiene que tener un sello y un diploma detrás, y si no los tiene es al menos de categoría inferior. (...) No creo que el intendente en sí, como persona, tenga que administrar nada: hay una administración municipal, son 38 directores y jefes de departamento, más los asesores, más los contadores, más los equipos jurídicos. (...) En la Intendencia hay que tomar decisiones políticas sobre la base de los informes y las opciones técnicas". Agregó que no existen escuelas para intendentes e ironizó que él las buscó en la guía y no las encontró.

Por su parte, Bonomi dijo también a BRECHA que el MPP no quiere que el candidato único sea de su sector por un mero capricho ni por ganar una posición; lo que pretende es impulsar su propuesta municipal, que pone el énfasis en la llamada "pata social" y, como le gusta decir a Mujica, en la ética antes que en la estética. Sostuvo asimismo Bonomi que el caudal electoral es un respaldo a la candidatura que impulsa el MPP, pero no su fundamento decisivo, que es precisamente la propuesta del sector. Otros dirigentes del MPP han sostenido que lo que se reclama no es una representación que refleje aritméticamente los votos de cada sector, sino que esa representación no sea inversamente proporcional al resultado electoral.

Las respuestas a Mujica no se hicieron esperar. Provinieron de los sectores aludidos por el senador del MPP -PS y VA- y también de otros -como Asamblea Uruguay y el Partido Comunista-, que sostuvieron que el caudal electoral de cada sector no es un factor suficiente para asignar responsabilidades de gobierno. Hubo también quienes afirmaron que el senador del MPP había hecho como el tero, gritando en un lado para proteger su nido, que estaba en otro. En este caso, lo que le podía interesar realmente era ganar posiciones en el gabinete, que es lo que se discute en estos días, y habría sido a esos efectos que planteó su reclamo con relación a la IMM, un punto que se resolverá más adelante y en el que quizás se desemboque en candidaturas no sectoriales, a las que podría llegarse mediante acuerdos de transacción.

En la mañana del miércoles 17 hubo una reunión con los senadores cabeza de lista -a la que Mujica no asistió porque, según dijo, tenía una reunión fijada previamente con un grupo de chacareros-, aunque finalmente esa tarde Mujica se reunió con Jorge Brovetto, presidente interino del FA y, según versiones, el dirigente que Vázquez quiere impulsar como candidato único a la IMM. En la reunión de la mañana se acordó que se buscaría la posibilidad de que la izquierda pueda presentar más de una candidatura para algunas intendencias del Interior. El Estatuto del FA establece que sólo puede haber una candidatura única para cada Intendencia, de modo que para que sean dos -o eventualmente tres- tendría que haber una del FA y la otra -u otras- de la Nueva Mayoría o de los sectores no frenteamplistas del EP. De lo contrario será necesario modificar el Estatuto, que prevé procedimientos distintos para designar a los candidatos únicos para las intendencias del Interior y para la de Montevideo. La reforma del Estatuto es competencia del Plenario Nacional, que debe aprobarla por dos tercios del total de sus miembros.

En principio las aguas volvieron a su cauce, sin que haya trascendido el motivo del humo blanco. Es posible que el MPP sea tenido más en cuenta en el gabinete, ya sea al frente de algún otro ministerio -además del MGAP-, en las subsecretarías u otros cargos jerárquicos, o bien al frente de determinados organismos clave del área económica (era conocida por ejemplo la aspiración del sector a ocupar la presidencia del Banco República).

También es posible que para definir la candidatura a la Intendencia de Montevideo se aguarde a la instancia formal correspondiente. Compete al Plenario Departamental recibir las propuestas, que deberán contar con un tercio de sus miembros. Pero la aprobación por ese órgano exige una mayoría especial de cuatro quintos. Recién entonces la iniciativa será elevada al Plenario Nacional, que para designar al candidato único necesita el voto de dos tercios del total de sus componentes. Estas mayorías especiales, de acuerdo con la actual relación de fuerzas, sólo son alcanzables si existen acuerdos políticos previos en los que participen tres o más sectores frenteamplistas.

Los plazos corren y si bien hay conversaciones informales en marcha -como la que dio origen a este conflicto- se acordó que, una vez anunciado el gabinete, a partir del 1 de diciembre se empezará a negociar formalmente este punto.

EL OLVIDADO CONSENSO. Más allá de que las declaraciones de Mujica de esta semana hayan sido la causa del conflicto interno o su consecuencia (el dirigente del MPP reprocha a otros sectores algunas actitudes que habrían asumido hace cinco años, otras bastante más recientes y algunas más que parecen tener un carácter permanente), es evidente que estas discrepancias no le hacen favor alguno a una fuerza de izquierda que logra finalmente llegar al gobierno y que a lo largo de toda su vida ha cuestionado a sus adversarios las disputas por hechos que, en apariencia al menos, se parecen demasiado a los que ahora protagoniza.

Vázquez ha sostenido que es legítimo que Mujica proclame la aspiración de su sector a que el candidato único a la IMM sea para un dirigente del MPP: dijo que era parte del juego normal de la vida política. Rafael Michelini coincidió en la validez de que cada sector defienda sus criterios. Pero no es eso lo que llamó la atención, sino la estridencia con que se planteó la reivindicación -que VA más allá del peculiar estilo que caracteriza a Mujica- y las objeciones a comportamientos previos de sus aliados de izquierda, a los que llegó a tratar con un tono burlón imitando incluso una forma de hablar amanerada y expresiones como "la izquierda paqueta".

En contraposición a los dirigentes que trataron de disimular la importancia de esta primera confrontación, Hugo Cores -secretario general del Partido por la Victoria del Pueblo (pvp)-, consideró oportuno recordar en un artículo publicado en La República (lunes 15) que "no han sido sólo los golpes militares apoyados desde Estados Unidos los que han abortado los procesos de cambio reclamados por las masas populares y nos han mantenido en el subdesarrollo y la dependencia. También las inconsecuencias y la división de las fuerzas de izquierda han hecho fracasar procesos con tremendo empuje popular".

Quizás la izquierda uruguaya esté viviendo un momento especialmente delicado. Acaba de ganar la elección y todavía no le ha llegado el momento de empezar a gobernar. La campaña electoral contribuyó a galvanizar las opiniones dentro de la izquierda, y la oposición que encontrará en los partidos tradicionales a partir del 1 de marzo ayudará en esa misma dirección. El tiempo de armar el cuadro, de pararlo en la cancha, es quizás uno de los más difíciles para construir el consenso, esa arma en la que se especializó el general Liber Seregni y a la que nunca dejó de recurrir (hasta que llegara, algunas veces, la hora de bajar el verticalazo).


El nuevo gabinete

Al cierre de esta edición no estaba claro si los nombres de los integrantes del futuro gabinete se darían a conocer hoy mismo, en el fin de semana o durante la semana próxima.

Hasta ahora, sólo están oficialmente anunciados los de Danilo Astori para Economía y Finanzas y Gonzalo Fernández para la Secretaría de la Presidencia. Extraoficialmente trascendió que el abogado José Díaz sería el ministro del Interior; su colega Azucena Berrutti la de Defensa; Reinaldo Gargano iría a Relaciones Exteriores; Martín Ponce de León a Industria, Energía y Minería; Ernesto Agazzi a Ganadería, Agricultura y Pesca (aunque debido al curso de las últimas negociaciones este cargo podría recaer en José Mujica); y Daniel Olesker a Trabajo y Seguridad Social. Por otra parte, Jorge Vázquez, hermano del presidente electo, sería el prosecretario de la Presidencia. BRECHA no ha podido confirmar con el mismo grado de certeza quiénes serían los titulares de las otras cinco carteras: Transporte y Obras Públicas, Educación y Cultura, Salud Pública, Turismo y Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.

En cuanto a las subsecretarías, estarían asignadas las de Relaciones Exteriores, para Felipe Michelini, y Defensa, para José Bayardi.

http://rain.montevideo.com.uy/brecha/hnnoticiaj1.cgi?6306,13,0,0,