Portada del sitio > Rebelión en la granja

Rebelión en la granja

Publie le Jueves 25 de noviembre de 2004 par Open-Publishing
1 comentario


Dedicatoria al Subsecretario para Asuntos del hemisferio Occidental de los
Estados Unidos, Dan Fisk, en visíta a Nicaragua para presionar la derecha nicaraguense
a que se sume en el esfuerzo de evitar una victoria electoral del Frente Sandinista
en las proximas elecciones presidenciales del 2006. Rosario Murillo, escritora
y compañera de vida del Secretario general del FSLN, Daniel Ortega Saavedra.
(Giorgio Trucchi)


por Rosario Murillo

Los nicaragüenses, todos, como comunidad social, cultural y política, estamos signados por los mapas y rutas de la historia.

Por eso, así como todos somos hijos de Darío, el poeta, también lo somos de Sandino, el patriota. Somos dignos, somos libres, somos merecedoros de respeto y reconocimiento, como cualquier pueblo del mundo.

La reciente visita del funcionario del gobierno norteamericano Mister Fisk, ha puesto sobre la mesa, una vez más, el absoluto desprecio del gobierno de los Estados Unidos a la libertad, y a la conciencia soberana de los pueblos. Y de nosotros, los nicaragüenses, en este caso.

Su visita se rubrica con el sello del imperio más brutal de la historia moderna. Por nuestra realidad globalizada, algo así como nuestra invadida conciencia mecánica, transita a diario la dolorosa exhibición de su saña y garrote. Tan lacerante, malvado, cruel.

El afán de dominio del género humano, es la perversa y obsesiva ocupación de las estrategas de ese imperio. Todo vale, para provocar sometimientos, y aceitar los mecanismos del capitalismo neoliberal, voraz, despiadado, acaparador, y aniquilante de múltiples y diversas identidades y culturas, de riquísimos recursos naturales, y de millones de valiosas personas, cuyas vidas, en su fría y tétrica lógica matemática, ni cuentan ni valen nada.

El señor Fisk, representando a ese imperio gélido, deshumanizado y deshumanizante, privatizador de voluntades, derechos, posibilidades, y hasta de atrocidades, llegó a Nicaragua, con el látigo del amo, y el silbato del domador. Llegó al circo, pero, hélas... Todo parece indicar que se le salieron las fieras...!

Mister Fisk vino desplegando voluntarismo; pretendió redibujar la cartografía de su conquista; blandió fuego y acero, con ese belicismo tan característico, que insulta, ofende y, es típicamente discordante, con la inteligencia y la cultura.

El funcionario Fisk se paseó por nuestras aceras políticas, y por nuestros simbólicos templos de autoridad y reverencia, y nos ofendió y agredió a todos.

Acostumbrados como están, ellos, los siervos imperiales, a doblegar a diestra, y liquidar a siniestra, arremetió contra todos, sin distingo de raza, peso social, credo, función, o religión, y olvidaron lo que la vida nos ha ido enseñando a quienes hemos querido aprender: ¡No se juega ni con el Santo, ni con la limosna!

Los Estados Unidos, que se han equivocado en Nicaragua, en Guatemala, en Panamá, en Cuba, en Afganistán, en Irak... se vuelven a equivocar en Nicaragua, donde una vez más confunden blanco con negro, espejo con rostro... Algo así, como confundirse de territorio, auditorio, o planeta.

Ni Nicaragua es estado yanki, ni los nicaragüenses somos soldados yankis, ni los tiempos están para filibusteros, comodoros y marines, que ya vinieron, vieron, no vencieron y se tuvieron que ir.

¿Remember Sandino, Mr. Fisk?

Pues bien, remember, please, que es lo que más le conviene. Porque resulta que aquí todos nos acordamos, y aunque hoy no andamos por las montañas segovianas, rifle y machete en mano, sí tenemos, muchísimos de nosotros, dignidad, arrojo, conciencia de libertad y una vocación soberana, Mr. Fisk, que no es jugando.

Guarde usted sus banderitas gringas, donde más le convenga. Guarde sus planes de conquista, y, sobre todo, guarde, cada una de esas palabrotas, ofensivas y burdas, propias de una prehistoria que la humanidad ya no acepta.
Regrese a casa, Sr. Fisk. Allí lo esperan sus patrones, los empedernidos emperadorcitos.

Seguramente le recibirán con el pulgar hacia abajo, como al soldado del cuento que pasó y pasó, todo sucio y derrotado, y lo que no llevaba era...
¡Sí, no llevaba nada! Porque, a esquema roto, no les queda sino inventar y estrenar otro, a ver si esos perritos falderos, que todavía andan sueltos, y que creían tener entrenados y amaestrados para el yes-sir, regresan, —por los cuatro confites que les tiran— a mover sus colitas, en sus corettos y redondeles, o eligen ya la decencia y el alma humana digna, como carta de Vida.

Usted vino a buscar faena, y parece ser que los toros le enredaron la corrida, y el ruedo.

¡Pues, qué bien! Se rebeló la finca. Se rebelaron los indios. Por ahora, es decir. Ojalá sea un cambio “firme y duradero” ¡como los viejos acuerdos de Paz! Y si es verdad que los tiempos cambian, que las personas se enderezan, y dejan de bajar la cerviz; si es verdad que las calamidades pasan... ¿qué harán ahora, Mister, Fisk...? ¿Van a mandar más vaqueros...?

¿Por qué no canta...? Cante, que es saludable y ayuda a alejar las tristuras... cante, para refrescar su alma... Cante, que nosotros estamos cantando... Cante para que escuche la sabia voz del caracol que convoca a los aborígenes...

De diez en diez
de cien en cien
de mil en mil
marchan los campesinos
contra el hambre
y el servil!

Es una vieja tarabilla que aprendimos, un viejo poema, sólo que un poco cambiadito, ¡para los nuevos tiempos!

A propósito... ¿Y el mandador de su finca imaginaria...? Parece que anda perdido, por esas sendas de Dios, entre la goma moral, el desconsuelo, la amargura, la insignificancia, y el desastroso desarme de su parque de fantasía, (fantasy-land). ¿La vida loca...? ¡Ah, claro!

Peor aún: ¡a los muñequitos del parque, se les ha roto la cuerda!

Y ya que uno más uno, no son dos... faltó decirle, Mister Fisk, que aquí nosotros seguiremos tratando de ordenar nuestras cuentas. Solos. A solas. Entre nosotros, es decir.

Luna en Cuarto Creciente

Mensajes

  • Desde España mi más sincera aprovación a este mensaje y, vamos ya, todos juntos, de una vez por todas, a dar al gigante una patada para que se marche de Nicaragua, y no solo de vuestro lindo país, sino para que se vaya también de otros muchos países donde está aplicando su "libertad". Ya me entendeis, supongo ;)