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En las fronteras del Plan Colombia

Publie le Sábado 26 de febrero de 2005 par Open-Publishing

Por Hernando Calvo Ospina
Le Monde Diplomatique

El Plan Colombia,
estrategia militar estadounidense-colombiana de lucha contra las guerrillas,
no ha podido resolver el conflicto que destroza al país. En revancha,
comienza a afectar las naciones vecinas. Por su política de ingerencia
extraterritorial, el Plan viola la soberanía de los Estados y golpea
directamente a los pueblos de la región.

Según un informe
de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad),
en el primer semestre del 2004 Panamá fue, junto a Singapur, Bélgica
y Luxemburgo, el país que más se benefició de la
inversión extranjera directa (1). Este documento omite precisar
que es el capital colombiano que viene dinamizando la economía
panameña.

Separadamente,
el empresario Iván Ruiz, y el director del periódico Capital
Financiero, Orlando Mendieta, coinciden en que esas inversiones "son
uno de los efectos del Plan Colombia"
(2). Su explicación
tiene lógica: con el Plan se ha intensificado la guerra interna
que arrasa a Colombia, poniendo a los capitales en fuga. Las investigaciones
oficiales son casi inexistentes, pero los conocedores —y la vox populi—
aseguran que ha llegado capital legal, aunque mucho más del "otro".

Los bancos
no hacen muchas preguntas, cierran los ojos, a pesar de que la mayoría
son filiares estadounidenses y europeas. Alexis Rodríguez, decano
de Investigación de la Universidad Especializada de las Américas
(Ciudad de Panamá), sostiene: "La invasión militar
de 1989 se hizo bajo el pretexto de limpiar la economía de capitales
provenientes del narcotráfico, pero ni se investigó sobre
eso. Washington volverá con el tema cuando necesite chantajear
al gobierno que se oponga a ser parte de su estrategia de dominación
continental"
. Y uno de los aspectos de esta estrategia, donde
Panamá pudiera quedar atrapada, se llama el Plan Colombia.

En Curundú,
un sector no lejano del lujo capitalino y donde la pobreza es reina, ningún
capital colombiano ha llegado. Curundú recibe desplazados desde
hace medio siglo, pero en los últimos años han aumentado
ostensiblemente. Hoy, un sector de panameños siente que les "roban"
los pocos empleos; que los "invaden" con su pobreza,
sus drogas y su violencia.

Es real que colombianos
han estado involucrados en graves actos criminales, que la oferta de drogas
aumentó, y que han copado plazas de trabajo de panameños.
Pero no menos cierto es que los efectos negativos de esa migración
se han exagerado, buscando ocultar la incapacidad estatal para resolver
las necesidades sociales, fuente de diversas formas de delincuencia. En
un país con 2,8 millones de habitantes, 35% económicamente
activa está subempleada (3). Esto no nació con el Plan Colombia...

Históricamente,
la guerrilla colombiana ingresaba a Panamá para descansar y buscar
avituallamiento, "sin afectar las actividades de la región
ni de los ciudadanos locales. Algunas veces ingresaba huyendo del ejército.
Pero siempre retornó a Colombia"
(4). Información
que certificó Oswaldo Fernández, ex director de la Policía
Nacional de Panamá, el 29 de septiembre del 2000 en el programa
"Enfoque" de Canal 4 TV.

En los años
80, los paramilitares colombianos empiezan a masacrar civiles en las zonas
bananeras, con la complicidad de las fuerzas de seguridad, al considerar
que son aliados de la guerrilla. A la población no le queda alternativa
que resguardarse en Panamá. Cuando se aprueba el Plan Colombia,
los paramilitares casi controlaban la zona fronteriza, utilizándola
también para exportar cocaína y heroína hacia Estados
Unidos.

"Los
problemas en la frontera comenzaron con los paramilitares. Estos no pasaban
para buscar a la guerrilla, sino para asesinar a quienes supuestamente
les colaboraban, panameños o colombianos"
, declara Alexis
Rodríguez. Unos ejemplos dan fe. En octubre de 2000, los paramilitares
abrieron fuego indiscriminado contra los pobladores de Nazaret, 10 kilómetros
al interior de Panamá. Una niña murió y seis bebés
resultaron heridos. El 18 de enero de 2003, luego de haber sido asaltada
la aldea Yala, tres caciques Kunas fueron asesinados. Inmediatamente el
gobierno colombiano sindicó a la guerrilla, pero los propios paramilitares
reconocieron la autoría.

Ante la escalada
de violencia, la canciller colombiana, Carolina Barco, señaló
que las autoridades de ambos países se habían comprometido
"a incrementar el intercambio de información y los patrullajes
en la zona fronteriza, con el fin de disuadir a los rebeldes izquierdistas
y los paramilitares de extrema derecha"
(5). Rápidamente
se probó que la "disuasión" se dirigía
a quienes buscaban refugio en Panamá. En una misiva enviada a los
presidentes Álvaro Uribe y Mireya Moscoso, Amnistía Internacional
les pedía "investigar sobre el secuestro y desaparición
de dos refugiados colombianos, detenidos por miembros de la unidad especial
de combate de la policía y del Departamento de Inteligencia de
Panamá"
, el 21 de abril de 2003 (6). Según AI,
mientras se torturaba a los dos hombres, se amenazaba a otros refugiados
con la llegada de los paramilitares.

El Alto Comisionado
de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) ha denunciado a ambos Estados
por no respetar los acuerdos internacionales sobre refugio. De muy poco
ha servido. Durante una conferencia de prensa en Ginebra, el 25 de abril
de 2003, el portavoz de Acnur, Ron Redmon, confirmó que las autoridades
panameñas capturan a los colombianos y los deportan, en muchos
casos de manera violenta. Las colombianas regularmente los reubican en
zonas de dominio paramilitar sin preocuparse de su seguridad. Según
el Informe Conjunto de las Defensorías del Pueblo de Colombia y
de Panamá del 2003, el responsable de la Policía Nacional
de Panamá, Carlos Barés, manifestó que no deportar
a los refugiados "era brindarle apoyo a los colaboradores de
la guerrilla"
.

Panamá
había guardado una cierta neutralidad ante el conflicto colombiano.
Desde la instauración del Plan Colombia, el gobierno de la presidenta
Moscoso (1999-2004) modificó esa actitud. Algunos le recordaron
que el tratado Torrijos-Carter (7) pone a la neutralidad panameña
de garante para la seguridad del canal interoceánico. Invocando
la necesidad de proteger al hemisferio del "terrorismo internacional"
y del "narcoterrorismo", Estados Unidos, muy sutilmente,
multiplicó las presiones.

Pero, ¿cómo
puede Panamá protegerse de agresiones exteriores si no tiene ejército?
La Fuerza de Defensa fue desmantelada después de la operación
"Justa causa", diciembre de 1989, y reemplazada por una fuerza
policial sin mayores recursos. La respuesta está en el tratado
Torrijos-Carter: Estados Unidos se encargará. El tratado de neutralidad,
firmado al mismo tiempo que los acuerdos Torrijos-Carter, permite a Washington
intervenir unilateralmente si la neutralidad o la seguridad del canal
está en peligro...

Durante la
emisión de televisión "Enfoque" de Canal 4, sobre
seguridad y neutralidad, 29 de septiembre de 2000, la animadora panameña
le preguntó a los invitados: "¿Quiénes nos
están obligando a entrar en el conflicto colombiano? ¿Por
qué? ¿Qué relación con el Plan Colombia?"
.
Y la ex ministra de Gobierno, Mariela Sagel, respondía: "El
ataque [contra la población de Nazaret] se da en medio de una agresiva
campaña, tanto de Colombia como parte de Estados Unidos, para que
los países fronterizos participen del Plan. Creo que Panamá
y Venezuela, que fueron los primeros en decir que no participarían
en el Plan, han sido sujetos a presión. Con el ataque a Nazaret,
hacia el Plan nos quieren llevar"
. La presentadora no pregunta
sino que afirma: "Pudiéramos deducir que los interesados
son el ejército colombiano, sectores de Estados Unidos y los paramilitares,
que todos sabemos que son grupos que obedecen, de una u otra manera, a
agencias internacionales y a aparatos militares"
. La ex ministra
aprueba: "Como tú sabes, Estados Unidos tiene varias agencias
y a veces no se consultan. Y de repente las que atienden a los paramilitares
tienen una agenda y el Departamento de Estado tiene otra..."
.

En marzo
de 2003, siendo aún jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el
general James Hill organizó en Miami una conferencia sobre seguridad
hemisférica. La temática central fue cómo proteger
la región del "contagio colombiano y del terrorismo en
general"
. Hill expresó que Panamá encaraba una
posible "invasión de narcoterroristas" desde
Colombia. Por lo tanto, Panamá y Estados Unidos exploraban nuevos
mecanismos para la protección de la frontera, uno de ellos sería
celebrar una segunda fase de la operación "Nuevos Horizontes".
Un asistente del general aclaró que tal operación consistía
en acciones cívicas, "primordialmente con médicos,
ingenieros y otro personal: ésta mera presencia de militares estadounidenses
—aunque sea humanitario— tendría el efecto de ahuyentar a los
grupos armados colombianos"
. Hill precisó que Estados
Unidos entrenaba a policías panameños para cuidar la frontera,
pero "una invasión narcoterrorista es un asunto de soberanía
y ese es un tema militar"
.

En agosto de 2004
se realizó el ejercicio naval "Panamax", organizado por
el Comando Sur, donde también participaron Panamá, Colombia,
Argentina, Chile, República Dominicana, Honduras y Perú.
Objetivo: preparar la seguridad del canal de ataques terroristas.

El nuevo
jefe del Comando Sur de Estados Unidos, general Jack Gardner, fue "encontrado"
en Panamá el 16 de noviembre de 2004. Cuando los sorprendidos periodistas
le preguntaron a qué se debía la visita, tan alto mando
militar respondió con total seguridad: "venimos a asesorar
al Gobierno para realizar algunos proyectos humanitarios"
(8).

Tres días
antes, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, estuvo oficialmente.
Según el ex ministro de Trabajo panameño Mitchell Doens,
con esa visita se confirmaba que "Panamá forma parte del
’sistema de defensa regional’ bajo la dirección del gobierno de
Estados Unidos, pero no a partir de nuestros propios intereses y visiones"
.
Doens denuncia "los acuerdos administrativos de seguridad"
firmados por la ex presidenta Moscoso, "pero trabajados desde
la administración anterior"
(9), "que permiten
a las autoridades civiles y militares gringas actúen en el país
como si fueran soberanos, controlando tierra, aire y mar, fronteras, comunicaciones
públicas y privadas, aduanas, migración"
(10).

"El
general Omar Torrijos decía que el Canal, propiedad entonces de
Estados Unidos, era la quinta frontera que teníamos"
.
Cuenta Iván Ruiz, quien participó de las Fuerzas de Defensa
organizadas por Torrijos. Con preocupación continúa: "Como
veo difícil que este gobierno de Martín Torrijos [hijo de
Omar, y elegido presidente el 2 de mayo de 2004] se niegue a seguir los
planes de Estados Unidos, es muy posible que renazca la quinta frontera,
pero ahora en forma de bases militares para meternos en el conflicto colombiano"
.

Venezuela

En su "Declaración"
anual ante el Congreso estadounidense, a comienzos del 2004, el general
Hill, siendo aún jefe del Comando Sur, decía que el presidente
colombiano, Álvaro Uribe, estaba "haciendo un progreso
excepcional en su lucha contra el narcoterrorismo, convirtiendo a su país
en un Estado pacífico y seguro"
, a partir del Plan Colombia
(11). Mientras acusaba al presidente venezolano Hugo Chávez de
liderar el "populismo radical" en América Latina,
que lo convertía en una "amenaza emergente"
para la "seguridad nacional de Estados Unidos". Hill
le reprochaba a Chávez su negativa a participar del Plan Colombia.

Chávez,
recién posesionado, anunció que Venezuela sería neutral
ante el conflicto interno colombiano, y que sólo apoyaría
un plan que apostara por una salida política. Lo contrario, decía,
era ponerse en el camino de una "vietnamización"
regional. Mientras Chávez ha procurado respetar su compromiso,
el Plan Colombia parece obstinado en envolver a su nación. El teniente
coronel Héctor Herrera Jiménez, director del Frente Cívico
Militar Bolivariano, sostiene que con el Plan "el presidente
Uribe deja utilizar a su país como plataforma bélica en
la estrategia estadounidense, que busca aplicar un modelo neocolonial
sobre la región andina"
. Mientras el general de División,
Melvín López Hidalgo, secretario general del Consejo de
Defensa de la Nación, afirma que en ese proyecto "la Revolución
Bolivariana se ha convertido en la piedra en el zapato por su independencia
política internacional y el liderazgo regional que está
logrando"
.

El Plan Colombia
está forjando una tenaza militar y paramilitar sobre Venezuela.
"Para neutralizar al actual proceso venezolano, desde Colombia
se hacen operaciones militares de baja intensidad. Operaciones encubiertas,
clandestinas, de penetración, no convencionales"
, dice
Herrera Jiménez. En definitiva, concuerdan ambos mandos castrenses,
el Plan busca crear desestabilización social, económica,
política y militar, que lleve a una situación de ingobernabilidad,
de violencia. "Así Estados Unidos tendría el pretexto
ideal para llamar a una intervención militar extranjera"
.

Venezuela
está siendo monitoreada desde varias bases militares en Colombia,
y desde una estación alquilada por Washington al gobierno holandés,
en la isla caribeña de Aruba. Pero en la actualidad, la preocupación
mayor para los venezolanos es la ubicada en los territorios de la Occidental
Petroleum en Saravena, departamento colombiano de Arauca, frontera con
el estado de Apure. Ahí están asentados unos 400 soldados
de las fuerzas especiales estadounidenses y contratistas militares privados
(12). "Nosotros sabemos que ellos no sólo están
entrenando al ejército colombiano sino a paramilitares. Y estos
últimos pasan la frontera para agredir a nuestros ciudadanos, cometer
actos delictivos y provocar una reacción de nuestras fuerzas de
defensa"
, sostiene el general López Hidalgo.

El despoblado
departamento de Arauca es el más militarizado de Colombia. A pesar
de ello el paramilitarismo se consolidó a fines del 2001, luego
de realizar miles de asesinatos y hacer huir a los sobrevivientes. En
coordinación con el ejército repoblaron muchos caseríos,
convirtiéndolos en "aldeas estratégicas",
al estilo de Vietnam y Guatemala, principalmente en la frontera y al paso
del oleoducto Caño Limón-Coveñas. Meses antes y después
del efímero golpe de Estado contra el presidente Chávez,
abril 2002, los paramilitares estuvieron activos en territorio venezolano,
con el beneplácito de los antichavistas.

El 17 de
septiembre del 2004 fueron asesinados cinco militares, una ingeniera de
petroleos, y otros cinco venezolanos en Guasdualito, no lejos de Saravena.
No habían pasado ni 20 horas y el gobierno colombiano culpaba a
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). "El comunicado
daba muchos detalles. Parecía que todo lo conocían con anterioridad.
Las averiguaciones nos fueron diciendo que eran paramilitares"
,
apunta el teniente coronel Herrera Jiménez.

El gobierno
colombiano, y la mayoría de medios informativos de ambos países,
no pierden ocasión para culpabilizar a la guerrilla de los atentados
contra la población venezolana, al tiempo que se insinúa
la complicidad del presidente Chávez de no hacerle frente. La guerrilla
ve como positiva la neutralidad del Presidente. Ella no niega haber cometido
algunas acciones reprobables contra civiles. Aclaran, tanto las FARC,
por intermedio del comandante Raúl Reyes, como el Ejército
de Liberación Nacional (ELN), en palabras del comandante Milton
Hernández, que sus lineamientos políticos estratégicos
aprobados en los últimos 10 años determinan no realizar
acciones militares o económicas, ni inmiscuirse en la vida política
de los países vecinos esperando "la reciprocidad y el
respeto"
.

El gobernador
del Estado de Amazonas, Liborio Guarulla, testimonia: "los guerrilleros
no nos representan inseguridad: si pasan la frontera es para realizar
compras, y siempre van desarmados. En cambio los paramilitares nos crean
problemas sociales, pues con su crueldad hacen huir a los indígenas
hasta nuestras comunidades"
.

En los estados de
Zulia y Táchira, las relaciones de las familias mixtas que viven
en ambos lados de la frontera, así como los tradicionales intercambios
económicos se han visto afectados por el conflicto. Según
el director del Consejo Nacional de Fronteras, Feijóo Colomine,
unos cien mil desplazados han llegado a Venezuela en los últimos
cinco años, entre los cuales se han colado delincuentes comunes,
narcotraficantes y paramilitares (13). Aumentó la criminalidad,
el tráfico de drogas y el lavado de dinero. Campesinos, sindicalistas
y otros dirigentes sociales que han buscado refugio, se volvieron "invisibles"
ante el temor de ser asesinados, o capturados y devueltos por sectores
de los organismos de seguridad antichavistas, que trabajan en coordinación
con los colombianos y sus paramilitares.

Al otro lado
de la frontera se encuentra la ciudad de Cúcuta, considerada como
"la capital y sede social del paramilitarismo en el Oriente colombiano"
(14). El principal dirigente paramilitar, Salvatore Mancuso, detenta el
poder en buena parte de la frontera, tomada por sus hombres desde 1999.
Manejan el contrabando de gasolina desde Venezuela, actividad legalizada
inexplicablemente por el presidente Uribe dentro de las "acciones
de desarrollo social"
del Plan Colombia, en noviembre del 2003.
Multiplicaron considerablemente los cultivos de coca, y acondicionaron
rutas para la exportación de drogas ilícitas.

En Colombia
no se esconde: "El fortalecimiento del paramilitarismo"
en la frontera con Zulia y Táchira "constituye el
eje de la proyección hacia territorio venezolano"
. Por
las investigaciones oficiales colombianas, "se puede inferir
que los planes del paramilitarismo se internacionalizan en Venezuela"

(15).

Una aplicación
concreta de esta estrategia se dio a comienzos de mayo 2004, cuando fueron
capturados 130 paramilitares colombianos en una hacienda a 20 kilómetros
de Caracas. En el grupo había 40 reservistas y una veintena de
soldados profesionales. Se preveía atacar, el 12 de mayo, varios
puestos militares en Caracas y apoderarse del armamento. No se excluía
el asesinato del presidente Chávez. Como los asaltantes llevarían
uniformes venezolanos, la operación pasaría como un levantamiento
de "militares venezolanos". Ante la respuesta de la
mayoría de la población y de los militares fieles al Presidente,
a nivel internacional se hablaría del "caos" y
del "peligro de desestabilización", motivos
suficientes para propiciar una intervención exterior, teniendo
a Colombia y Estados Unidos como los principales instigadores.

Según
las investigaciones presentadas por las autoridades venezolanas, el transporte
de los mercenarios y su armamento fue organizado por autoridades civiles
y militares de Zulia y Táchira, opositoras a Chávez. La
"asonada" fue iniciada por el comandante del ejército
colombiano, general Orlando Carreño Sandoval, el más dinámico
ejecutor del Plan Colombia. Parece que el haber fallado, y los rastros
que dejó, le costaron el cargo unos meses después.

Entre los
planes de desarrollo social y económico que adelanta el gobierno
de Caracas, es una prioridad la zona fronteriza, históricamente
abandonada. En las regiones más apartadas y humildes del país
ya se pueden comprobar los avances en educación y salud. Los pobladores
colombianos, que siguen abandonados, lo han visto: "Llegan diariamente
a que les demos atención médica, odontológica y oftalmológica,
quedándose asombrados porque es gratuita"
, dice el gobernador
Guarulla. Por su parte Colomine analiza: "Uribe y Estados Unidos
le temen mucho a esto, al demostrarse que es posible llevar el desarrollo
a las mayorías por encima de lo militar: tan sólo poniendo
a su servicio las riquezas de la nación"
.

El general
venezolano López Hidalgo es categórico: "Tenemos
que hacer un gran debate sobre el Plan Colombia, porque está colocando
a nuestra soberanía en peligro. Se busca la animadversión
entre los dos pueblos, quizás una guerra, para que unos terceros
intervengan y ganen: Estados Unidos y sus transnacionales. Pero tenga
por seguro: ¡no pasarán!"
.

Epílogo

Según
quien usted sea...

El 31 de
diciembre 2004, el gobierno colombiano extraditó hacia Estados
Unidos al comandante de las FARC Simón Trinidad, acusado de tráfico
de drogas, secuestro y complicidad con terroristas. Capturado el 2 de
enero 2004 en Quito (Ecuador), Trinidad fue uno de los principales negociadores
durante los diálogos de paz que adelantó la organización
insurgente con el gobierno del presidente Andrés Pastrana, entre
1999 y 2002. Esta extradición podría cerrar la puerta al
"intercambio humanitario" propuesto por la guerrilla:
personas retenidas por las FARC a cambio de guerrilleros en prisión.

El 13 de diciembre
2004, un emisario de la comisión político-diplomática
de las FARC, Rodrigo Granda, fue secuestrado en una calle de Caracas.
El guerrillero fue llevado clandestinamente hasta Colombia por miembros
de la Guardia Nacional venezolana —posteriormente arrestados—, actuando
en coordinación con los servicios de seguridad colombianos y a
cambio de una fuerte suma de dinero. En contra de todas las normas del
derecho internacional, esta operación provocó una gran crisis
entre Caracas —que considera violada su soberanía— y Bogotá.
El presidente Chávez suspendió las relaciones comerciales
con el país vecino y llamó a su embajador en Colombia. El
embajador de Estados Unidos en Bogotá, William Wood, fue el único
que brindó inmediatamente su apoyo al gobierno colombiano.

El 9 de diciembre
2004, en Tibú, cerca a la frontera con Venezuela, una ceremonia
oficial tuvo lugar en honor a la "desmovilización"
de Salvatore Mancuso, principal líder paramilitar, y de una parte
de sus hombres, responsables de atrocidades contra la población
civil. Aunque Estados Unidos reclaman en extradición a Mancuso
por narcotráfico y terrorismo, la ceremonia contó con la
"sorprendente" presencia de Stewart Tuttle, subdirector
de Asuntos Políticos de la embajada estadounidense en Bogotá...

Notas:

1- Informe Sobre las
Inversiones en el Mundo, Unctad, 22 de septiembre 2004.

2- El 23
de septiembre de 1999, el presidente colombiano, Andrés Pastrana,
obtuvo de Washington una ayuda de 1,6 mil millones de dólares para
"enfrentar el narcotráfico", pero que en realidad
ha sido para luchar contra las guerrillas. Esta ayuda ha sido aumentada,
poco a poco, dentro del mismo Plan, pero llamada Iniciativa Regional Andina.

3- Cuatro
panameños sobre 10 viven en la pobreza; dos sobre 10 están
en la extrema pobreza. Geneteau, Nestalí."Más panameños al sector informal". Capital Financiero. Panamá,
27 septiembre 2004.

4- Reyes,
Herasto, "Darién o la tranquilidad endeble".
La Prensa, 13 agosto 2000.

5- La Prensa. Panamá,
29 de enero 2003.

6- Amnesty
International: "Panamá/Colombia: La seguridad de las fronteras
no debe infringir el derecho internacional sobre refugiados"
.
Londres, AMR 23/04/2003.

7- Firmado entre los
presidentes James Carter y Omar Torrijos, 7 de septiembre de 1977, el
tratado preveía el traspaso a Panamá, el 31 de diciembre
de 1999, de la soberanía del canal, así como la partida
progresiva de las bases militares estadounidenses de esa zona.

8- La Prensa. Panamá,
17 de noviembre 2004.

9- Leer Maurice
Lemoine: "Panama récupère son canal".
Le Monde Diplomatique, agosto 1999

10- El Panamá
América, Sección Opinión. Panamá, 16 de noviembre
2004

11- "El
Comando Sur enfrenta peligros emergentes y tradicionales"
. American
Working Group, Washington Office on Latin America y Interhemispheric Resource
Center. Washington, 24 de julio 2004.

12- Leer
el dossier "Oú l’on reparle des mercenaires...",
Le Monde Diplomatique, noviembre 2004.

13- "Plan
Colombia: incidencia en la seguridad y defensa de la Nación"
.
Conferencia en la Universidad Bolivariana. Caracas, 3 de octubre 2004.

14- El Tiempo, Bogotá,
octubre 24 del 2004.

15- El Espectador.
Bogotá, mayo 16-22 del 2004.