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La odisea de Giuliana

Publie le Domingo 6 de marzo de 2005 par Open-Publishing

Sus captores la liberaron, pero los soldados gringos casi la matan

Giuliana Sgrena no se esperaba lo que le pasó. Libre por fin, tras 27 angustiosos días en poder de sus secuestradores en el país más inseguro del mundo, Irak, casi pierde la vida en los fusiles de los soldados estadounidenses.

La periodista del diario de izquierda “Il Manifiesto” fue la novena italiana secuestrada en Irak. El mundo entero vio su rostro desencajado suplicando por su vida. “Por favor, ayúdenme”.

Y en Italia no se quedaron de brazos cruzados.

"Me llamo Giuliana Sgrena: escribo para un periódico que se opuso a las sanciones y a la guerra contra Irak". La cita fue usada en un vídeo que produjo “Il Manifesto” y que se transmitió en el mundo árabe a través del canal de al-Jazeera. Sus secuestradores debían saber que, aunque Italia había enviado tropas a Irak, Giuliana estaba entre los que se habían opuesto a la invasión. El gobierno, por su parte, emprendió una intensa campaña diplomática.

“Esta es la más absurda de las guerras y será un baño de sangre", había escrito Giuliana al inicio de la guerra. Y fue un triste pronóstico que incluyó a su país, con cuatro ciudadanos secuestrados y asesinados en Irak.

La periodista, además, era muy querida en ese país, donde había denunciado las torturas a mujeres iraquíes en la sórdida prisión de Abu Ghraib.

EL SECUESTRO

Giuliana Sgrena fue secuestrada el viernes 4 de febrero por un grupo de hombres armados en Bagdad.

Ella regresaba en compañía de su intérprete de la mezquita suní de Al Kastl, en la zona de la Universidad de Bagdad, donde está un campo de refugiados de Faluya a quienes acababa de entrevistar.

Ocho hombres armados que iban en dos vehículos detuvieron el automóvil en el que ambos viajaban. Los hombres se dirigieron inmediatamente hacia la corresponsal y la obligaron a bajar del vehículo.

El intérprete de Sgrena intentó defenderla y fue golpeado y luego obligado, a su vez, a subir a uno de los vehículos.

Al percatarse de lo sucedido, los guardias de seguridad de la Universidad abrieron fuego contra los agresores. El intérprete logró huir, pero los captores escaparon, llevándose a la periodista. Después se supo que Giuliana había caído en manos de la "Organización de la Yihad Islámica", grupo radical que exigía el retiro de las tropas italianas en Irak.
Muy poco antes de su captura, Giuliana se había puesto en contacto con la redacción de “Il Manifiesto”.

LLUVIA DE BALAS

La noticia llenó de alegría a una Italia unida, en espera de un feliz desenlace en el secuestro de Giuliana. Al fin, el 4 de marzo, la periodista fue liberada
gracias a la brillante intermediación del agente de inteligencia italiano Nicola Calpari.

Pero a la dicha se sumó el pesar y la indignación. Una lluvia de balas lanzadas por marines estadounidenses cayó sobre el vehículo en el que Giuliana, Calpari y dos agentes más se dirigían hacia el aeropuerto de Bagdad para abordar el avión que la llevaría a casa.

Ya habían pasado varios puestos de control estadounidenses y el ataque no se justificaba.
Calpari protegió con su cuerpo a la periodista y recibió un disparo en la cabeza que lo mató en el acto. Giuliana lo vio morir en sus brazos. Los agentes resultaron con heridas y Giuliana recibió un balazo en el hombro.

El incidente tiene en jaque las relaciones bilaterales entre Italia y Estados Unidos. Pier Scolari, compañero sentimental de Giuliana afirmó ayer que la intención era matarla porque tiene información que los gringos no quieren que se conozca. Secuestrada y luego baleada, Giuliana por fin está a salvo con los suyos.

El gobierno italiano espera esta semana un informe sobre lo sucedido. Tanta angustia, tanto esfuerzo para liberar a Giuliana dieron resultado y los soldados gringos, en cuestión de segundos, echaron a perder el final feliz.

Diario El Heraldo - Honduras