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Habemus Ratzinger: Perfil de Benedicto XVI

Publie le Martes 19 de abril de 2005 par Open-Publishing

Que el cardenal Joseph Ratzinger, decano del Colegio Cardenalicio y flamante Papa Benedicto XVI, sea una de las figuras más influyentes en el Vaticano, no es noticia nueva.

Pero el hecho de que el prelado de 78 años se haya convertido en el próximo conductor de la Iglesia Católica, probablemente causará sorpresa en su nativa Alemania, un país donde dicha institución no despierta la misma pasión que en Italia o Polonia.

Ratzinger nació en 1927 en el seno de una familia bávara tradicional. Su padre era policía y muy religioso.

Ratzinger debió interrumpir sus estudios al estallar la Segunda Guerra Mundial, durante la cual fue asignado a una unidad antiaérea en Munich siendo miembro de las juventudes hitleristas, algo a lo que -según él- fue forzado.

Sus simpatizantes dicen que su experiencia bajo el régimen nazi lo convenció de que el Vaticano debía tener una fuerte posición respecto de la verdad y la libertad.

Tras ser ordenado sacerdote, Ratzinger apoyó el Concilio Vaticano II en la década de los 60 y su espíritu de convertir a la iglesia en una institución más abierta.

Más tarde, siendo profesor en la ciudad alemana de Tubinga, Ratzinger vivió de cerca las protestas estudiantiles y hay quienes dicen que allí se definieron muchas de sus posturas ulteriores.

Por ejemplo, durante una de sus disertaciones ocurrió un incidente que lo marcó, según un testigo: los alumnos se levantaron y tomaron el micrófono en violación de las normas universitarias, algo que irritó a Ratzinger.

Intelecto vs. corazón

El sacerdote bávaro fue nombrado arzobispo de Munich en 1977. Pocos meses después se convirtió en cardenal.

Para sus seguidores, Ratzinger es una persona dotada de un gran intelecto y de un generoso espíritu cristiano.

Pero sus críticos afirman que es un hombre de temer, porque más bien ha suprimido la discusión y silenciado a los disidentes dentro de la iglesia.

Wolfgang Cooper, un especialista alemán en temas religiosos, afirma que, de ser elegido Papa, Ratzinger podría convertirse en una figura que generará divisiones.

"Posiblemente se abra una gran distancia entre el liderazgo eclesiástico y la fe", comenta.

Ratzinger es un "científico" que "prefiere discusiones intelectuales", según Cooper, mientras que muchos católicos quieren sacerdotes y obispos "que toquen sus corazones".

Frente a la ex Inquisición

En 1981, Juan Pablo II optó por Ratzinger para dirigir la Congregación para la Doctrina de la Fe, el organismo del Vaticano conocido en alguna ocasión como la Santa Inquisición.

Desde allí, este cardenal ha actuado como guardián de la ortodoxia y sus pensamientos han sido muy influyentes.

Una de sus primeras campañas fue contra la teología de la liberación y la figura de sacerdote-político que se perfilaba en América Latina.

También ha calificado la homosexualidad como un mal moral intrínseco, y se ha manifestado en contra del aborto y la contracepción.

Durante la campaña para las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, instó a que no se les dé el sacramento de la comunión a los políticos pro aborto.

Además de su pensamiento ultraconservador, Ratzinger ha sostenido la idea de que la iglesia debe mantener una estructura centralizada, según los observadores.

"Ejecutor del Papa"

Por su trabajo, este teólogo alemán ha sido reconocido con el apodo de "ejecutor del Papa". Karol Wojtyla se refería a él como su "amigo de confianza".

Fue precisamente Ratzinger el elegido para presidir la misa durante el funeral de Juan Pablo II.

Los analistas creen que, como pontífice, le dará al Vaticano una voz clara pero al mismo tiempo radical.

En algún momento Ratzinger confesó que quería volver a Baviera para dedicarse plenamente a la vida intelectual y escribir libros.

Pero más recientemente dijo que estaría dispuesto a asumir la misión que Dios le pusiera en el camino.