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“Creo que una revolución es un infinito poema colectivo”

par Carmen Isabel Maracara

Publie le Jueves 5 de julio de 2012 par Carmen Isabel Maracara - Open-Publishing

Gabriel Impaglione, escritor argentino, cuya poesía transita entre lo amoroso y lo social, estuvo en Venezuela con motivo del 8° Festival Mundial de Poesía

Texto: Carmen Isabel Maracara. Foto: poeticadigital-imagenes.blogspot.com

Gabriel Impaglione (Argentina, 1958) conjuga en su poesía dos grandes temas, acaso más bien búsquedas vitales, cuyo llamado no es fácil de atender sin caer el primero en la cursilería, el segundo en el panfleto: el amor y lo social.


Pero como es “hombre de amor tomar”, no le tiene miedo a ninguna de las dos y por eso nos regaló durante el 8° Festival Mundial de Poesía, realizado en Caracas, Venezuela y en todos los demás estados del país, los versos amantísimos a su Giovanna (Giovanna Mulas, reconocida narradora y poeta italiana), el abrazo fraterno a todos los poetas participantes del festival, así como dejó claro su compromiso con las revoluciones de Nuestramérica, lo que también se hace patente en su poesía y su ejercicio como secretario del PDCI, Partido de los Comunistas Italianos) en Lanusei (Sardegna), pueblo donde reside en Italia.

Así nos contaba él mismo, en una entrevista realizada a propósito de su viaje a Venezuela: “Hay dos temas predominantes en mi poesía: lo social y lo amoroso. Todo podría resumirse en una sola Patria. Dar testimonio de ella. Pero creo que es el amor el eje sobre el cual se articulan todas las cosas. Es en esta dirección que va el acto creativo. Sea la constante que da un sentido. No hay arte fuera de las luchas, no hay lucha sin amor. Creo que una revolución es un infinito poema colectivo”.

No en vano, nuestro poeta Gustavo Pereira, cuyas palabras dan prólogo a su libro Giovannía, publicado por la editorial El Perro y la Rana, dentro de la colección Poetas del mundo, y bautizado el pasado miércoles 19 de junio, confirman este gran poder del amor al que alude Impaglione: “Confío en que la copa de música celeste y terrestre y oceánica de Giovannía servirá a otros amantes en el mundo para brindar por el fervor y por la vida y por la perenne revelación que seguirá siendo, mientras lo humano exista, el amor”.



Historia de un camino poético

- ¿Cómo nació en ti el tránsito hacia la palabra poética, tus primeros textos?


 Todo parecía estar en el aire. Tal vez sea un Buensueño el que se encarga de ciertas tareas que requieren de paciencia artesanal. Pertenezco a una generación que aprendió a leer y escribir en los sesenta. Desde muy pequeño el rito de la siesta, o el reposo luego de la cena comenzó de la mano de un libro. Por aquellos años la TV no era omnipotente, se disponía del tiempo para las cosas esenciales (jugar en el patio o en la calle con los pibes del barrio, descubrir el mundo en bicicleta, entender los dominios de la pelota, hablar con los gatos y los pájaros, preguntarse, leer...). La familia es el primer estimulador, una biblioteca en la casa, desordenada, quiero decir: viva, con estantes al alcance de la mano de un niño, provoca invenciones que más temprano que tarde podrán romper oscuridades enteras.

Y también el segundo entorno, la sociedad. Entonces podía verse el desfile de jóvenes de un lado al otro con guitarra o libros, las rondas en los parques donde se cantaba y cada tanto alguien leía un poema. Las discusiones políticas. Además el vínculo de la música popular con la poesía era tan fuerte, que resultaba imposible ser indiferente a la palabra.

Con una familia donde la lectura es un hábito natural, en una sociedad que ponía en discusión casi todo, al menos en alguna Argentina, cualquier hijo del pueblo podía tener acceso a las preguntas.

- ¿Y dónde comienza la poesía?


 No sé. Me vi de pronto volcado sobre un cuaderno, lápiz en mano, con todo el tiempo de mi lado, cuando todavía no sabía el amor, la muerte, la desgarradora injusticia lloviendo miseria y pretendía con dos palabras balbuceadas explicar el mundo.

Fui madurando de verso en verso, viéndola asomarse detrás de una ventana, en una esquina, entre la gente. Cuando ella, descalza, caminó en el barro de los barrios pobres, supe algunas razones de la tristeza (con el tiempo vinieron todas las otras razones); cuando corrió a refugiarse en medio de balaceras que rompían el follaje de las cimas supe de hombres nuevos y de buenosueños (más tarde llegarían dolores irreparables). La vi aterrada en cualquier umbral oscuro refugiándose de los perros enmascarados y supe del terrorismo de Estado, más tarde, las tumbas NN, dantescas, me trajeron nombres de poetas, poemas, ecos de un canto que no se apaga. La indignación me quemó las manos.

Entonces los pies descalzos, las casas de cartón, mi abuelo inmigrante italiano y los tantos inmigrantes hermanos amontonándose en las periferias donde corríamos a jugar al fútbol, comenzaron a tener para mí un aquí y ahora y no solo en la lectura. Ese fue quizá el punto de partida. Fue luego el amor, un país cuyo borrón había visto en cualquier página. Y con él a contrapelo la distancia de la patria, de la infancia, que vino a explicarme algunas cosas. Que me hizo entender los silencios largos del abuelo.



Movimientos y pausas

Impaglione pareciera estar siempre a la caza de versos, pero también de razones para el amor a la gran patria de la poesía y de las causas del hombre. Además de su labor política, organiza desde el año 2007 los encuentros de poesía Palabra en el mundo, que sin institucionalidad alguna permiten que se reúnan, en torno a la palabra, lectores de poesía en todo el mundo, algún día del mes de mayo –pues la fecha es movible-, previo a los días del Festival de Poesía de La Habana, Cuba. Es creador de varios blogs –algunos de los cuales se los han censurado por abordar temas que cuestionan al imperio estadounidense, el cerco a Cuba, pero hoy persiste en sitios como palabraenelmundo.blogspot.com, festivalpalabraenelmundo.spaces.live.com y http://www.palabraenelmundo.net/.

Sin embargo, para la escritura, requiere de un espacio calmo donde trasegar la rutina de los días y reencontrarse con la esencia de la creación: “Escribo mucho, a diario, procurándome el silencio de la noche. Necesito del silencio. En mi andamio tengo un cuaderno lleno de jeroglíficos (¡Ah! Mi caligrafía) y un teclado gastado de un viejo pc. Y las fotos de mis hijos, de Giovanna, de los amigos, un gran retrato del Che realizado por el mítico Ricardo Carpani, una pintura de árboles de mi hermano Juan Brambiya, varias pilas de libros de poesía que los hermanos poetas enviaron con tanta ternura. En cierta forma estos elementos son como un punto de partida y una razón. Una señal que juega de brújula. Todo lo demás es tan dinámico y caótico que me resultaría cuesta arriba ahora siquiera pensarlo”.


- ¿Para ti la poesía es comunicación con el mundo, catarsis interior, construcción de un lenguaje propio, diálogo con los sujetos sociales o una mezcla?


 Hay un poco de cada cosa, salvo la catarsis. El poema, guiado por el ímpetu de las fuerzas donde razón alguna gobierna, en algún punto de su proceso pasa por la reflexión. La catarsis me ha llevado a escribir panfletos de los que apenas pude rescatar algunas palabras, algún verso. Una vez aprendido esto he dejado cierta actividad de descompresión definitivamente en manos de mi oficio de arquero de fútbol.

En la poesía la fuerza ética precipita con la energía estética, allí se precisa un poco de esa paciente voluntad propia de los buscadores de imposibles. De aquello que queda del primer desarrollo, del volcado original de los versos, se debe extraer la palabra, hay una esencia que pide ponerse en evidencia, aunque no se note a simple vista. Tal vez la madurez poética requiera de menor uso de punzón y martillo. No sé. Sí sé que debemos sacar de la roca la imagen, para que todo el mundo la vea. No es automático, no hay mecanismo que funciona con apretar una tecla. La compulsividad tal vez amontone signos que hasta podrán interpretarse, obviamente. Pero... la poesía... no me parece que pueda prescindir de cierto trabajo reflexivo. Aunque resulte demasiado fatigoso, coincido con Jorge Debravo quien escribe: “Traigo el poema, que es traer el mundo a las espaldas”.



Nuestramérica y la crisis del capitalismo

- Eres un argentino lejos de su patria, sin embargo continúas vinculado a la realidad latinoamericana. Pero hoy en Europa también se escucha el clamor de un pueblo, golpeado por la crisis del capitalismo global. Como intelectual, ¿de qué manera interpretas estos hechos?


 Todo lo que ocurre en Europa, nosotros, los latinoamericanos, ya lo hemos vivido o lo estamos padeciendo en muchos países a pesar de la resistencia que se multiplica cada día. Aquí se ha derrumbado un espejismo del bienestar, construido con fantásticos cuerpos intangibles inventados por los señores del consumo y la codicia. Poco es nuevo, todo subyacía detrás de la escenografía, amontonado entre cables de luz, cajas de herramientas y botellas vacías.

Como argentino he vivido desde el 2005 – cuando llegué a Italia- situaciones realmente fellinianas, al querer explicar que las medidas económicas, las políticas culturales, sociales y educativas, las de producción, las de consumo que se venían desarrollando en Italia conducirían a una crisis fenomenal. Pero no soy especialista en economía ni un iluminado ni tengo carné preferencial en oráculo alguno, simplemente viví la década infame menemista en Argentina (y antes las dictaduras), era donde la entrega del patrimonio, la corrupción, la censura y la represión, la superficialidad destruyeron el país. Las mismas políticas que las huestes berlusconianas, apoyadas en los monopolios de mass media, propinaban a un pueblo que estaba mirando para otro lado. Preocupados por cumplir con las cuotas de todo (teléfonos celulares, coches, casas en el mar, aparatitos modernos para alguna cosa, baratijas de moda) los italianos se olvidaron de su pasado reciente, de la inmensa miseria en la que los sumió el fascismo y su guerra mundial, del Plan Marshall, de los emigrantes, de las decenas de bases militares yanquis, de las ideologías, y se dispusieron a godersi la vita, orgullosos de un ficticio primer mundo que se les ha venido encima.

Ahora resulta que nosotros, desde Nuestra Patriagrande, marcamos el camino de la resistencia y la lucha. Y de los Grandes Cambios. El problema no es Italia, ni Europa. Europa pareciera solamente un campo de batalla. El problema es Estados Unidos, el imperialismo – con sus representantes oficiales en los diversos patios del planeta-. La base del asunto está en la inmensa capacidad depredadora que han adquirido, al punto que ha comenzado el festín entre ellos, se muerden unos a otros, el gran bolsillo se sintetiza a ritmos de locura. Cuando quede uno, se comerá a sí mismo.

El capitalismo es una unión de voluntades de saqueo, nada más. Y esta crisis es una nueva crisis, algo así como otro episodio convulsivo que le acomoda el sistema nervioso, le desarrolla más bolsillos, le renueva colmillos.

El fenómeno que hace diferente esta crisis capitalista – cosa que demuestra su carácter perverso y preanuncia un derrumbe definitivo (ojalá que no tarde demasiado) es la heterogénea y creciente dinámica de la resistencia social, que ha venido en el nuevo milenio – en cierta forma- a ocupar los espacios abandonados luego de 1989 por la dispersión del bloque comunista.

Tanto los movimientos de Indignados que se reproducen por Europa, como la reaparición de las fuerzas comunistas y de izquierda con una tendencia fuerte hacia la unidad y otros movimientos sociales antiimperialistas y anticapitalistas están recreando una nueva conciencia social, cuyo crecimiento comienza a preocupar al stablishment. Pero también toman cuerpo los sectores nazi-fascistas. El racismo cobra víctimas a diario en todas partes, y esto es parte de la fórmula que ya todos conocemos y que dio origen a la inmensa tragedia humana del siglo pasado.

Europa no ha de superar esta crisis sistémica con algunos créditos millonarios de su banca y del FMI a los bancos nacionales. Cada préstamo hará sucumbir aun más a los pueblos, se paralizarán las cadenas productivas sobrevivientes, la rueda de los mercados internos no girará y nadie sabe hacia qué dirección saltará el primer engranaje roto.

El clamor de un pueblo en sí mismo de poco ha servido, siempre. A los pueblos solo clamorosos les han pasado por encima con pelotones y tanques y créditos fáciles. Europa, Italia en particular, deben articularse en fuerzas progresistas que sean capaces de luchar y cambiar de dirección. Las políticas dictadas por los cerebros económicos del imperio solo conducen al abismo. Grecia es un calco del proceso de destrucción capitalista en Argentina.

Italia hoy es Argentina pocos meses antes del estallido del 2001 (a merced de la voracidad “de los mercados”).

Aquí la “no política” es el norte de una buena porción del pueblo italiano, cansado de las desmanes de clase de la burguesía que, enmascarada de progresista o centroizquierda o impune en las facciones de derecha, gobierna desde hace décadas la escenografía consumista.

La falta de conciencia política es sorprendente. Y es tan difícil hacer entender simplemente esto: que la “no política” es el suicidio de la República, es la violación de la Constitución, es el fracaso de Italia como comunidad.



- ¿Tienes motivos para esperar que a pesar de la crisis en Italia y Europa, donde resides, se abran nuevos caminos hacia modelos económicos y sociales diferentes, desmarcados de la derecha y el capitalismo salvaje o piensas que por el contrario la crisis recrudecerá fenómenos como la exclusión de los inmigrantes, retrocederá conquistas sociales en forma definitiva, etc?


 El retroceso ha comenzado hace un buen tiempo. A los trabajadores les han quitado beneficios históricos, estiraron la edad de la jubilación, los recortes han expulsado fuerza de trabajo del sector público, la crisis ha cerrado empresas, de a miles se cuentan los trabajadores que pierden sus fuentes cada semana, la paralización se extiende a los polos más productivos. Aquí puede verse –como por nuestra Patriagrande bajo los efectos del saqueo- a hombres maduros y jóvenes sentados en la puerta de sus casas a media mañana. Millones de jóvenes viven con sus padres o sus familias son “mantenidas” con una parte de la pensión del abuelo o trabajan gratis unos meses para “hacer experiencia”.

Creo que este proceso recrudecerá. O sea, se cancelarán otras conquistas sociales, se continuará a excluir a los inmigrantes. Miles y miles continuarán a emigrar para conseguir alguna posibilidad laboral que su país le niega. Crecerán los niveles de pobreza, de exclusión social, de abandono de estudios, aumentará la violencia.

Para cambiar esta historia no puede gobernar la burguesía. Para establecer un gobierno que se aleje de los dictados del Fondo Monetario, del clan Bilderberg y la Banca Usuraria Mundial es necesario generar una corriente de concientización que llevará mucho tiempo, más allá que las dinámicas sociales nos sorprendan. Y un factor importante para Italia es qué actitud tendrá la Iglesia sobre todo esto. Y, pues... bien... la Iglesia jamás apoyará nada que signifique un agente agresor de los poderes económicos constituidos.

Por lo tanto me parece que será larga esta historia, confusa, triste, cuesta arriba. Pero también creo que aparecerá una fuerza de resistencia capaz de crecer y contestar, resistir y ocupar espacios para el cambio.



Hoy el polo del progreso se ubica en Latinoamérica, específicamente en Venezuela, Argentina, Brasil (estos dos últimos con variadas asimetrías) pero en general, salvo los países todavía condenados a políticas de saqueo, es esa región la que observa un crecimiento constante y ordenado.



- ¿Cuál es tu perspectiva del proceso bolivariano?




 Sigo cotidianamente a través de internet y de Telesur las noticias de Venezuela y PatriaGrande. (Una TV de estas características en Europa, en Italia, ayudaría mucho a cambiar de paradigma). Ver el proceso bolivariano, en el marco de las posibilidades del desarrollo latinoamericano, es en verdad impresionante.

Sostengo que Venezuela hoy es el segundo faro de América. El proceso revolucionario gana adhesiones, crece, se profundiza, da resultados concretos, establece alianzas fraternales, ejerce la solidaridad. Veía las marchas del pueblo acompañando la candidatura del compañero Comandante Hugo Chávez, días pasados, esa inmensa multitud que parecía un Amazonas rojo por el medio de Caracas. Emocionante.

Los sistemas de imprentas, de música, de librerías, las políticas culturales y de promoción de la lectura y las artes me parecen excelentes. Veo que disminuyen las cifras de desempleo, aumentan aquellas de las familias con vivienda digna propia, los índices educativos crecen como nunca en Venezuela. Para un proceso revolucionario generar conocimiento, democratizar la información, estimular la masa crítica, promover el arte, establecer en el centro de todo interés al Hombre, es vital.

Veo a los compañeros poetas de un lado al otro, participando de reuniones, lecturas colectivas, talleres, iniciativas multidisciplinarias y me siento orgulloso de compartir con ellos tanta cara palabra.



- Qué aspiras a encontrar en Venezuela?


 Encontrarme con tantas hermanas y hermanos tan queridos. Poetas, maestros, compañeros. Esa llama fraternal que rompe la noche más cerrada. Quiero para Venezuela el Amor más puro, la quiero llena de bandadas. La quiero luminosa como un niño remontando la risa.



Baúl de libros

Gabriel Impaglione es autor de varios libros de poesía y narrativa, con títulos como Otras explicaciones (México, Ala de Avispa Editores), Parte de guerra (Sur editores), un pequeño poemario “dedicado a algunos nombres y luchas de nuestros pueblos de Patriagrande. Se trata de una flamante editorial del Proyecto Cultural Sur que dirige en Venezuela el poeta Rey D’Linares. Ambos estamos muy felices por la respuesta que ha tenido ese puñadito de versos”, explica y más recientemente Giovannía (El Perro y La Rana, 2012). ”En cuanto a manuscritos, inéditos, guardo más de una docena de títulos de poesía y un par de narrativa, que alguna vez saldrán a la calle a revivirse de mano en mano. Mientras tanto los revisito cada tanto, desguazo, corto, reemplazo... transformo, añade.

Su obra se ha traducido al portugués, italiano, sardo, francés, catalán, gallego, inglés, rumano y búlgaro. Dirige la revista internacional de poesía Isla Negra y es fundador y coorganizador del Festival Internacional de Poesía Palabra en el mundo.


XI



Qué vienes a traerme

origen que no supe

o divinidad perdida

nave de espuma

en la orilla quemada

agua pura en la sed

del viento

urgencia de alas



qué sangre victoriosa

esa gota infinita

que nos abisma



(De: Giovannía)

http://palabracierta.blogspot.it/2012/06/creo-que-una-revolucion-es-un-infinito.html