Pakistán: las manipulaciones del extremismo religioso

Desde el 17 de agosto, Rimsha Masih, una joven pakistaní de 14 años, está en prisión, acusada por el imán de una mezquita de su barrio de haber quemado páginas del Corán, acto considerado blasfemo y susceptible de sufrir cadena perpetua, incluso pena de muerte.

Ella tiene la doble limitación de provenir de una familia católica en un país donde el 97% es musulmán y de tener una discapacidad mental, lo que hace de ella una presa fácil de la intolerancia criminal del extremismo religioso. Ha habido manifestaciones delante de su domicilio, llamando al linchamiento, como se ha hecho en circunstancias similares, y miles de católicos han preferido refugiarse fuera del barrio por temor a las represalias.

Ahora bien, el 1º de septiembre, el imán en cuestión ha sido detenido por la policía, porque ésta ha descubierto que era él quien había deslizado en el bolso de la joven páginas del Corán en medio de papeles quemados. Ahora él es el acusado de “blasfemia” por haber puesto las páginas en contacto con los papeles quemados. Que la policía se no se sintiera obligada a creer en la palabra del imán no responde sin duda a que tenga tradiciones democráticas, que no existen más en Pakistán que en otro buen número de países pobres o desarrollados. Sino que ha seguido la petición del Consejo de Ulemas, la alta autoridad musulmana, que, ante este caso de injusticia flagrante, pero sobre todo al miedo a la amplitud que podría tomar los disturbios religiosos, habría solicitado iniciar una investigación “imparcial y completa”.

La joven Rimsha es pues inocente, pero habrá tenido que permanecer en prisión al menos hasta el 7 de septiembre, y una huelga de abogados para impedir toda intento de liberarla…

Marianne LAMIRAL

Lutte Ouvrière

Voz Obrera

Traducción de F.P.